El cantaor jerezano José Mercé se muestra convencido de que «la música ayuda a sacar todo lo que tienes dentro de ti y es una de las maneras más divinas para aliviar el dolor». Su último disco «El Oripandó» es su autobiografía convertida en canciones.
¿Cómo está siendo la respuesta del público a este último disco?
No puede ser mejor, estoy totalmente abrumado con tanta felicidad como me está dando «El Oripandó». Es una autobiografía mía donde canto mi vida, las cosas buenas y las cosas malas, y ha sido un trabajo muy entrañable junto a mi amigo Antonio Orozco.
¿Le ha resultado complicado hacer un disco tan íntimo?
Realmente me ha costado muchísimo trabajo. Cuando vi todo lo que había y que se me fue la cabeza pensé: «madre mía, dónde me he metido», pero poquito a poco fuimos trabajando y bendita sea la hora en la que he hecho este trabajo.
¿Cree que escribir o cantar sobre vivencias que duelen ayuda a limpiar el alma?
Completamente. Un dicho dice que la música cura y eso es una verdad como un templo, la música ayuda a sacar todo lo que tienes dentro de ti y es una de las maneras más divinas para aliviar el dolor.
Precisamente «Jamás desaparece lo que nunca parte», dedicada a su hijo fallecido, es la canción más escuchada de este disco, ¿a qué cree que se debe?
Es un tema muy duro, cuando la canto veo muchas lágrimas, de felicidad incluso, porque la sensibilidad hiere. Mi hijo se me fue hace 28 años y yo siempre digo que él está con nosotros y no se ha ido, de ahí el título de la canción. La letra dice mucho, es muy dura y a mí me cuesta muchísimas veces cantarla pero me alivia y quiero hacerla en el escenario.
¿Sigue manteniendo ese nudo en el estómago antes de subirse al escenario después de tantos años?
Cada día más, la responsabilidad es mucho más grande cada día y ese nudo que se hace en el estómago antes de salir al escenario no se lo deseo a nadie. También te digo, el día que no me ocurra eso quiere decir que ya no quiero estar en el escenario, así que es importante pasarlo mal hasta que llevas un par de temas, ves a tu público y entonces ya lo disfrutas.
¿Qué le diría a su yo de 13 años cuando llegó a Madrid por primera vez?
Que bendita sea la hora que llegó a Madrid y vivió aquellos momentos tan maravillosos porque aprendí muchísimo con todos los grandes del flamenco en aquella época en los tablaos y tuve la gran suerte de viajar por el mundo con Antonio Gades, empezando después mi carrera en solitario y poquito a poco creciendo en positivo.
¿Fueron complicados esos primeros momentos allí siendo tan joven?
Lógicamente con 13 años si no llega a ser por mi tío que vivía en Madrid mis padres no me habrían dejado, afortunadamente tuve esa gran suerte de estar con mi familia.
