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Carmen Posadas, ayer en la redacción de Levante-EMV.Jose Manuel López

Contracorriente

«Es fácil engañar a los hombres porque son vanidosos»

«Si no fuera por los espías, el mundo hubiera sido otro. No sé si mejor o peor, pero diferente», afirma la escritora.

Autora de doce novelas, quince libros infantiles, dos biografías y varios ensayos, Carmen Posadas publica 'Licencia para espiar', fruto de su fascinación por el mundo del espionaje

La profesión de espía es la más vieja del mundo y las mujeres que la ejercen son, sostiene la escritora Carmen Posadas, más discretas de los hombres. Además, añade, que «si ellos usan el sexo son James Bond, si lo hacen las mujeres, ya sabemos». Posadas dedica «Licencia para espiar» a algunas de las mujeres que, desde el Antiguo Testamento a la actualidad, se dedicaron al espionaje . Tras La leyenda de la Peregrina, Posadas apuesta por los espías.

¿Por qué la palabra espía es tan peyorativa?

No lo sé, pero todo lo que está rodeado de secreto y misterio, e inevitablemente de mentira, siempre resulta muy inquietante. He hablado con dos espías y una de ellas me dio una frase que me gustó mucho: ‘el mundo no es lo que nosotros vemos sino la tramoya que está detrás’. Me pareció una idea fantástica. Si no fuera por los espías, el mundo hubiera sido otro. No sé si mejor o peor, pero diferente. Pero es que, si te enteras que tu vecina es espía, crees que te ha estado espiando y como violado y, a lo mejor, lo que te está es protegiendo.

¿Un escritor es una espía?

Tiene que serlo. Hay muchos escritores que han sido espías. Ahí tienes a Ian Fleming, el autor de James Bond, John Le Carré o Graham Greene ... todos ingleses, porque los ingleses son expertos en espionaje. Ser escritor es una coartada y una tapadera muy buena porque puedes viajar mucho y moverte muy bien en muchos ámbitos. Igual que los periodistas.

La escritora Carmen Posadas en la redacción de Levante EMV

¿Cuánto hay de cotilla en un espía?

Una de las cosas que me sorprendió de lo que me contaron las espías, es que no te puedes imaginar hasta qué punto estamos rodeados de espías. Por una parte está el espionaje y por otra Alexa que, se te rompe el tostador y lo dices en voz alta, y el día siguiente, te está ofreciendo ella o el móvil un tostador. A parte de eso, me contaron, hay muchos informantes como taxistas, gente que trabaja en hoteles, camareros... Los servicios secretos, toda la información que recogen, la cotejan y lo procesan.

¿Usted se ha sentido espiada?

Cuando vivía en Rusia sí. Mi casa estaba llena de espías. Nunca entenderé qué secretos nucleares pensaban sacar de la embajada de Uruguay. Nosotras teníamos que pedir permiso si queríamos salir de la casa. Recuerdo un día que fuimos sin permiso a la farmacia y vinieron los motoristas a buscarnos. Para hablar cosas de familia son metíamos en el cuarto de baño con la ducha abierta y tirando constantemente de la cisterna. Imagina.

"No serviría para ser espía porque no tengo temple. Sería incapaz de representar un papel"

¿Qué o a quién le gustaría espiar?

No serviría para eso porque no tengo temple. Sería incapaz de representar un papel. Si eres espía tienes que estar engañando a todo el mundo y yo no sé.

¿De dónde le viene la fascinación por los espías?

De niña era muy introvertida y eso me convertía en más observadora que participante. Mis padres eran muy festeros y mi casa siempre estaba llena de gente y a mi me encantaba ponerme en la parte de arriba de la escalera y observar.

Carmen Posadas publica Licencia para Espiar

¿Qué le lleva a escribir «Licencia para espiar» y elegir un formato mezcla de novela histórica y libro de relatos?

Todo empieza por un testimonio personal. Me parecía más honesto contar por qué me había interesado el mundo de los espías, cuál había sido mi experiencia con ese mundo y después, como quería hacer una historia del mundo del espionaje, pensé en el modelo híbrido de escenificar una parte y la otra hacerla en ensayo.

Casi todas las espías de las que habla utilizan la seducción y el sexo para conseguir su objetivo. ¿Así de simples son los hombres?

No son elementales pero es bastante fácil engañarlos porque son muy vanidosos. Las mujeres utilizan en el espionaje las mismas armas que se utilizan en la vida normal. Una parte muy importante también es el sexespionaje y todas las técnicas para las llamadas trampas de miel. Lo que pasa es que, cuando eso lo utiliza un hombre como James Bond que salta de cama en cama es lo más y si eso lo hace una mujer tiene otro nombre. Pero tan útil es el espionaje de hombres como el de mujeres.

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