Entrevista

Meg Ryan: “No me siento intimidada fácilmente”

La protagonista de “Cuando Harry encontró a Sally…”, icono de la comedia romántica, estrena en el BCN Film Fest su segunda película como directora

La directora y actriz Meg Ryan posa en un photocall por la presentación de la película ‘Lo que sucede después’ en el BCN Film Fest.

La directora y actriz Meg Ryan posa en un photocall por la presentación de la película ‘Lo que sucede después’ en el BCN Film Fest. / Europa Press

Desirée de Fez

Es imposible pensar en el cine comercial de los 90, especialmente en la comedia romántica, género estrella en aquella década, sin encontrarse con la sonrisa y los gestos de Meg Ryan (Connecticut, 1961). Protagonista de 'Cuando Harry encontró a Sally…' (1989) y 'Algo para recordar' (1993), la actriz y directora fue una de las novias de América, si es que sigue teniendo sentido esa expresión. Las películas que protagonizó en aquellos años, algunas extraordinarias y lugar de seguro de los más nostálgicos, la convirtieron en uno de los rostros más populares y carismáticos de aquellos años, hasta el punto de encasillarla en un tipo de películas y personajes similares pero no siempre igual de interesantes. Aun así, sus dotes para la comedia, su indiscutible carisma y la cercanía de sus gestos y su sonrisa (también sus cortes de pelo) elevaban las películas que protagonizaba.

La intérprete está estos días en Barcelona con motivo del BCN Film Fest, que acoge la 'premier' española de 'Lo que sucede después' (2023), su segunda película como directora. En ella, rinde precisamente homenaje a las comedias románticas noventeras de las que fue y sigue siendo un icono. También escrita y protagonizada por ella, cuenta la historia de dos antiguos amantes (Ryan y David Duchovny) que se reencuentran en Navidad en un aeropuerto tras muchos años sin verse.

“Normalmente las comedias románticas miran hacia el futuro, ésta en cambio mira hacia atrás. Quería contar la historia de dos personas que no han podido pasar la vida juntos y ahora, de adultos, intentan entender qué es lo que sucedió. Tampoco hay demasiadas comedias románticas con personajes de esta edad”, explica la cineasta. Aunque aborda temas complejos (la pérdida, la soledad, la sensación de fracaso), 'Lo que sucede después' es una película optimista y luminosa, con el 'mood' de la comedia romántica de los 90, que en tiempos de oscuridad y cinismo resulta bastante exótica. “Estoy orgullosa de que no sea una película cínica. El cinismo es demasiado fácil. Estas personas se reencuentran y defienden su conexión, la comprensión, el perdón, cosas que pueden hacerte sentir muy vulnerable en un mundo cínico. Y quería contar eso porque creo que hay tanta profundidad en la luz como en la oscuridad”, argumenta.

Nora, Diane, Jane

Meg Ryan dedica su película a la escritora y cineasta Nora Ephron, con la que trabajó en varias ocasiones. Además de ser guionista de 'Cuando Harry encontró a Sally…' y 'Colgadas' (2000), la dirigió en 'Algo para recordar' y 'Tienes un e-mail' (1998). Esa dedicatoria tiene todo el sentido del mundo: es imposible entender la filmografía de Ryan sin pasar por Ephron, sin tener en cuenta la inteligencia, el ingenio y la mordacidad con las que escribió algunos de sus mejores personajes y películas. “Hice cuatro películas con ella y fue una experiencia única –explica Ryan– Era una mujer con una energía muy especial. Ella encontró magia en las cosas de las que te acuerdas cuando estás en la cama a las cuatro de la mañana. Le estoy muy agradecida no solamente por la influencia que tuvo en mi carrera, sino también como amiga y mentora”.

La protagonista de 'Algo para recordar ' no sólo trabajó con Ephron. Es una de las pocas actrices de su generación que trabajó con varias directoras en épocas en las que las mujeres lo tenían aún más difícil para hacer cine y ser reconocidas. En 2000 hizo 'Colgadas', dirigida por Diane Keaton, y tres años después Jane Campion la convirtió en protagonista de la controvertida 'En carne viva' (2003), película con la que rompía radicalmente con la imagen que el cine y los espectadores tenían de ella. “Estoy muy agradecida al ejemplo de Nora, Diane o Jane. Nunca pensé que por mi género, que por ser mujer, no iba a poder dirigir. Y probablemente fue porque había visto a estas mujeres hacerlo y, encima, hacerlo en una época en la que no había muchas mujeres dirigiendo”, argumenta la actriz, que no se extiende demasiado en su visión de cómo han cambiado las cosas en Hollywood para las mujeres cineastas: “En algunos aspectos hemos retrocedido y en otros hemos avanzado, como en todo. Aunque es cierto que hace veinte años no hubiera sido tan normal tener a una mujer directora sentada aquí ahora mismo”, explica en la habitación del hotel de Barcelona donde nos recibe.

Aunque es normal que anteponga la comunicación de 'Lo que sucede después', habría sido interesante saber más de su opinión al respecto, sobre todo por su veteranía en Hollywood y porque no toda su carrera ha sido un camino de rosas. Más allá de sus largos periodos alejada del cine, cuyas razones pueden ser infinitas y, en cualquier caso, suyas, es innegable que la industria, la crítica y el público (habrá excepciones en todos los ámbitos) se ensañaron con ella, muchas veces en términos muy machistas y misóginos, cuando protagonizó 'En carne viva', estupendo thriller sexual, a día de hoy de culto, con el que tomaba riesgos y dinamitaba la imagen que el mundo tenía de ella.

Meg Ryan relativiza con lucidez y elegancia aquel episodio. O quizá fue más fuerte ella que el escándalo: “Nunca pensé que me hubieran cancelado, y siempre estuve agradecida a estar cerca de Jane Campion y formar parte de su manera de pensar como artista. Es cierto que en aquella época me hicieron aquella famosa entrevista [se refiere a la desagradable entrevista que le hizo Michael Parkinson, periodista de la BBC, durante la promoción de 'En carne viva'] que a día de hoy ponen en la universidad de Columbia como ejemplo de mala entrevista. Pero no me asusto fácilmente, no me siento intimidada fácilmente. Supongo que porque tuve la compañía de Nora, de Jane o de Diane, creadoras y creativas desde el corazón, que me han aportado tanto como artistas. Esas mujeres han sido para mí un ejemplo de cómo expresarse de forma inteligente y escoger bien las palabras. En un momento de dominación masculina, ellas tuvieron un poder muy concreto y supieron expresarse. En este negocio es importante saber expresarte bien”.

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