Desde los tiempos de Vicente Mortes, ministro de la Vivienda, no recuerdo otro valencianista en el poder. Vicente Aleixandre se sorprendía días pasados de que Esteban González Pons, entusiasta, con los méritos que ha hecho, no haya sido incluido en el gobierno del PP. El valencianismo futbolístico no suele tener cabida en el Consejo de Ministros. Y cuando hay alguno acaba pronto como ocurrió con Jordi Sevilla. El nuevo ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, sobre el que yo tenía alguna duda, me explicó sus querencias futbolísticas. Aunque tiene casas en Valencia capital y en Denia, es más madridista que valencianista.

En la política y en el fútbol también suelen mandar los mismos. A Rodríguez Zapatero, culé declarado, le ha sucedido Mariano Rajoy, convicto y confeso vikingo. Rodríguez Zapatero tenía a su lado a Pérez Rubalcaba, madridista, y Rajoy ha nombrado ministro de Educación, Cultura y Deportes a Luis Ignacio Wert quien en tono jocoso manifestó en cierta ocasión que es hooligan madridista. Con Wert, no obstante, se puede tomar café. En los gobiernos hay individuos que además del Madrid son del equipo que juega contra el Barça. Doy fe.

El madridismo es tradición que se mantiene desde los tiempos de Alfonso XIII, quien dio carta de naturaleza al torneo que organizó el Madrid, aún no Real, que presidían y fundaron los hermanos catalanes -del comercio- Juan y Carlos Padrós. El Rey y la Reina acudieron a presenciar los partidos en el viejo campo de O´Donnell. Don Juan, padre del actual Rey, presenció la inauguración del estadio de la Ciudad Lineal, partido Madrid-Real Unión de Irún, y en el palco gritó "Hala Madrid que vamos a ganar". Su tutor, el conde de Grove, le dijo: "Alteza son todos españoles, que gane el mejor". "Bien, pero que gane el Madrid", respondió el infante. Al Rey Juan Carlos, cuando no era ni Príncipe de España, Raimundo Saporta lo llevaba, junto a su primo Alfonso de Borbón, al viejo pabellón de baloncesto de Fiesta Alegre y al Palco del Bernabéu. De aquí lo tuvieron que sacar un tiempo por orden de El Pardo.

Ángel María de Castiella, jugador juvenil de Athletic de Bilbao, cuando terminó su etapa de ministro de Asuntos Exteriores afirmó: "No he tenido mejor embajador que el Real Madrid".

Franco acudía al Bernabéu para partidos internacionales y la fiesta del Primero de Mayo donde el maestro castellonense José María Sanmillán reunía cientos de músicos valencianos en el césped. Franco veía todos los partidos del Madrid en Copa de Europa y era gran admirador de Gento y de Di Stéfano. La sorpresa fue el día en que recibió al Barça encabezada por Agustí Montalt y al ver la representación preguntó: "¿Y Samitier?". La directiva barcelonista solicitó nueva audiencia en y en ella no faltó El Mago Samitier.

El Valencia pudo haber mandado en El Pardo con la influencia de José María Sanchis Sancho, pero no parece que éste fuera muy entusiasta.

Actualmente parece asentada la teoría de que el Príncipe Felipe es seguidor del Atlético de Madrid aunque la Reina, me comentó en cierta ocasión que lo dijo siendo un niño y por quedar bien en el palco del Calderón. Lo más curioso del momento tal vez sea el hecho de que uno de los hijos de la Infanta Cristina e Iñaqui Urdangarín es seguidor del Valencia.

En los gobiernos de Rodríguez Zapatero ha habido más de un barcelonista. Pero Rajoy le ha dado la vuelta a la tortilla. Vuelve a mandar el Madrid. Valencianista, ni uno.