Con lo que uno conoce esta disolución (no la llamemos desaparición) a fecha de hoy es mas que un riesgo. Algo que uno deduce desde su desapego futbolístico dirigido a todos aquellos que si lo tienen, con la mayor solidaridad y respeto. Seis fases (F.1-F.6) en la cadencia del relato que pueden explicar la desagradable conclusión:

F.1: De la transición democrática al Valencia, SAD.

F. 2: El señor Roig y la honrosa Fundación de señor Martín Queralt.

F. 3: La especulación accionarial e inmobiliaria.

F.4: La entrada de Soler y el desembarco de la Generalidad Valenciana (GV).

F.5: La incompetencia/corrupción de GV y Bancaja al intentar resucitar la Fundación.

F. 6: De la crisis económica a la probable disolución.

F.1: Hace 30 años, la transición no había llegado al fútbol, objeto de lustros de manipulación franquista (las míticas 5 copas de Europa consecutivas del Real Madrid). En pocos años, hubo que crear la Liga de Futbol Profesional, poner en marcha dos Planes de Saneamiento del Futbol (amnistías fiscales y porcentajes sobre las quinielas). Nada fue suficiente frente a los hábitos existentes. El Gobierno de Felipe González usó una solución, probada en Europa, la conversión en Sociedad Anónima Deportiva (SAD) con el comprensible objetivo de disponer de mecanismos que distinguieran entre propiedad real y gestión de unos entes que ni pagaban impuestos, ni tenían responsable. Cuatro se quedaron fuera: Madrid, Barcelona, Bilbao y Osasuna, pero no es el momento de interpretaciones. En Julio de 1992, el sensato Arturo Tuzón cumplió con la Ley y el Valencia CF se convirtió en la SAD más importante de España, con la venta de 90.000 títulos de 8.000 pesetas. (en Euros, un modesto capital social de 4,3 millones). Se crearon ocho grandes paquetes de 1.500 títulos, para que la antigua directiva (con un «rebelde» apellidado Roig apuntando ya maneras) se convirtiera en el primer consejo de administración con alguien, que atávicamente llamamos presidente, en labores ejecutivas.

F.2: En 1995, con el señor Roig al frente, la diferencia entre propiedad y empresa se difumina. Al tiempo se plantea una ampliación de capital de 1.500 millones de pesetas, que se cerró con la cobertura de poco más de la mitad de lo previsto. Ante lo que pudiera ocurrir el catedrático Martín Queralt promueve un movimiento de la sociedad civil, en forma de Fundación, que quería ser una especie de órgano de control colectivo. Mas tarde la ampliación se completa y poco después la Fundación demuestra que el señor Roig se hizo con un importante paquete de acciones a través de una red de testaferros, mas o menos voluntarios. Que el Supremo dijera que ello no había sido delictivo no invalida la afirmación, sino que la refuerza. La Fundación hizo mutis y la racionalidad desapareció. Palabras de Manuel Llorente, en aquellos años, tras presentar un simbólico presupuesto positivo de 200.000 pesetas: «Nuestro objetivo no es rebajar la deuda que tenemos sino obtener títulos». Inexplicable para un «ejecutivo».

F.3: Fueron los años de la guerra digital, Antena 3 hablaba directamente con Roig; Canal 9 hacía ofertas alocadas, empezando a cavar la tumba que ahora lo alberga. Se imponían condiciones para reformar Mestalla, en contra de las ordenanzas municipales. Se conocían informes de especuladores, afirmando que si el Valencia SAD saliera a Bolsa su valor sería de 27.600 millones de pesetas. La cosa iba creciendo y los políticos autonómicos parecían creérselo. Luego siguió la guerra por el poder y las acciones de Roig no fueron suficientes para mantener el cargo.

F.4 Alguien en la GV pensó que había que contrarrestar el papel de Roig, cara a unas próximas elecciones y a la futura construcción del nuevo Mestalla. Llegó la borrachera, en la que Roig ofrecía 600 euros por acción (¡100.000 pesetas por lo que se había adquirido en 8.000). Entonces surge el Sr. Soler que iguala la oferta y con la ayuda de la GV, aparentemente gana el envite, comprando además el paquete del señor Roig. En mayo de 2003, una SAD con una deuda ya de 129 millones de Euros y sin recursos para hacer frente a las demandas de Hacienda, había sido objeto de una plusvalía increíble. Ello sin tener en cuenta que tenía un campo por construir. Su desaparición era inevitable.

F.5: Quien tenía que proporcionar beneficios el futbol, no los produjo y el nivel de su deuda obligó a aumentar el capital social en 92,4 millones de Euros (¡el Valencia SAD tuvo que multiplicar por 23 su capital social!). No es de extrañar que más del 70 % de esta ampliación no fuera cubierta por una afición que ya olía la crisis en su entorno familiar. Una mente brillante con nómina en GV recurrió a la Fundación, entonces poco menos que inactiva, para a través de ella, con el aval de la GV, conseguir un préstamo de Bancaja. En un episodio que linda la corrupción, el Gobierno de Camps avaló la operación con dinero de todos los valencianos, mientras Olivas prestaba un dinero que por otro lado conseguía efectivo con métodos tan canallas como las «preferentes».

F.6: Esta fase está en juego, pero Bancaja ahora es Bankia y ésta está supervisada por Bruselas. Por su lado el aval de la GV a la Fundación es pura entelequia jurídica, al tiempo que acumula un déficit que ya es incompatible con prestar servicios públicos básicos. Puede ocurrir algún milagro, pero técnicamente la cuestión reside en saber quien será el que acabará cerrando la luz.

La F. 6 no se explica sin conocer de F.1 a F.5. ¿Se entiende el pesimismo?