Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Carter y el más allá

Va de cine

Carter y el más allá

Ay, la importancia de un entrenador. Es una máxima muy manida en el mundo del fútbol, pero en general en el mundo del deporte. Se vio ayer en el Calderón y se ve en el cine innumerables veces. La última, y al menos mi favorita, ocasión en que eso se vio en la gran pantalla fue Coach Carter, dirigida en 2005 por Thomas Carter y protagonizada por Samuel L. Jackson. En esta cinta, un ex jugador de baloncesto vuelve al instituto donde triunfó para entrar un equipo de baloncesto totalmente desahuciado. Nada nuevo bajo el sol de las películas deportivas. La novedad es cómo Carter, basado en un personaje real, consigue motivar a su equipo.

Lo hace a través de la exigencia. Sí, pero lo hace también a través de una mirada transversal que va más allá del equipo de baloncesto, de los cuatro cuartos y del resultado del partido contra el instituto rival. Para él es importante que sus jugadores sepan a sobrevivir fuera del partido.

Y eso se llama didáctica de equipo. Y es algo que en Coach Carter enseñan a la perfección a través, además de los habituales partidos y momentos épicos de una película de baloncesto, de toda una subtrama que a veces se convierte en principal y que habla de jóvenes endiosados en un entorno en el que todo se les da hecho y a los que apenas se les exige nada más allá de meterla en la canasta los viernes por la noche. ¿Les suena?

Así, Coach Carter se erige en una película que va más allá de lo que parece contar a simple vista, como todas las buenas cintas. Ese es el gran mérito del cine con mayúsculas. No, no se preocupen, no voy a meter a Coach entre las mejores películas de la historia del cine. Ni yo soy tan osado. Pero sí les animo que la vean con mentalidad abierta. Léanla más allá de lo que parece enseñar. Desnúdenla y trasladen la realidad de la película a la suya propia y descubrirán que todos hemos tenido alguna vez en la vida a alguien que nos ha empujado casi más allá de nuestros límites para superar determinados obstáculos o simplemente para crecer tras caer a lo más hondo.

Que se lo apliquen, ya que estamos, Nuno y Alcaraz. No se puede ir más abajo. Ahora sólo queda remontar el vuelo y saber sobreponerse.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.