«Tenemos ganas de que el balón empiece a rodar», dijo ayer, camino de Kaliningrado el árbitro Mateu Lahoz (Algímia de Alfara, 41 años) acompañado de sus asisntentes, Pau Cebrián (Meliana, 39) y Roberto Díaz. Todavía no sabían cuál iba a ser el primer partido que piten (solo les avisan con 48 horas de antelación).
Mateu ha estado durante meses preparándose para la Copa del Mundo. Ha asistido a casi una decena de seminarios junto a sus dos asistentes para dominar la aplicación del VAR, la tecnología aplicada al arbitraje, que va a estrenarse en un Mundial.
Básicamente, el VAR entrará en acción en los siguientes supuestos: 1) en los goles cuando ha podido haber una infracción; 2) en los penaltis, sobre la concesión o no de la pena máxima; 3) en las tarjetas rojas directas por si pudiera haber alguna decisión errónea; y 4) en la confusión de la identidad de algún fútbolista en las sanciones.
El árbitro principal, en este caso Mate Lahoz, será quien tenga la última palabra. «Si sirve para reducir las equivocaciones, bienvenido sea», ha declarado el árbitro valenciano sobre la funcionalidad del VAR.
La ilusión de un niño
Mateu y Cebrián son los únicos deportistas valencianos presentes en la gran cita, y los únicos árbitro españoles. Forman parte de la lista de 36 árbitros y 63 asistentes, procedentes de 46 países. En el currículum de ambos ya figuran dos Mundiales sub 20 (Nueva Zelanda y Corea del Sur), y unos JJ OO (Río, 2016), pero es su primer Mundial y lo afrontan con la ilusión de un niño.