Don Rafael El Guerra dijo como gran sentencia que lo que no «pue» ser no «pue» ser y además, «es imposible». Es lo que podría aducirse a la salida de pata de banco que ha tenido el presidente acólito de Peter Lim, Anil Murthy, cuando ha dicho que la sociedad pretendía bajar el coste de la plantilla y reforzar el equipo. No he oído jamás estupidez deportiva como esta. Los Lim boys han puesto en el disparadero a Javi Gracia. Hubo promesas y como en otras muchas cuestiones, como la de acabar el estadio, todo fueron brindis al sol. Mienten cada vez que hablan.

Murthy ha mentido y lo sabe. Nos ha recitado un nuevo cuento chino y está feo que sea él quien lo recite porque se le supone que en cuestión balompédica no tendría que adoptar actitud diplomática en la que las cosas pensadas por la mañana son indigestas por la tarde y las pensadas por la noche, monstruosas a la luz del sol. Es auténtico cuento chino decir que se pretendía equilibrar las cuentas y se oculta que en la sociedad han entrado millones con las ventas de Rodrigo, Ferran Torres y Coquelin y tal vez alguno más por Parejo aunque en este caso no ha quedado muy claro.

Es creer que los valencianistas son estúpidos cuando se dice que se pretendía reforzar el equipo. ¿Con qué jugadores superiores a los vendidos? ¿Nos quiere hacer creer que había en el mercado futbolistas que mejoraran lo existente y encima no costaran dinero? ¿Dónde habrá aprendido economía futbolística el señor Murthy cuando afirma que se quería reforzar el equipo después de las ventas citadas?

La mayor desgracia del valencianismo fue vender la sociedad a Peter Lim. Éste prestó unos cuarenta millones de euros al Atlético de Madrid en momento de apuro y cuando acabó el plazo pactado en lugar de recuperar los dineros dijo que pretendía que se los devolvieran en acciones de la sociedad. El Atlético dijo no. Prefirió pagar la deuda. No se fió del prestamista.

El club madrileño fue apoyado económicamente por Wanda Juanlin y éste no exigió cargo alguno en la directiva. El convenio se transformó en poner su nombre el estadio Metropolitano. Wanda Juanlin pagó y sigue sin exigir nada al Atlético. Este fue uno de los aspirantes a la compra de las acciones de la Fundación del Valencia, pero un tal Amadeo Salvo, montó la operación para que saliera vencedor su amigo Lim. El sabe muy bien por qué. Wanda no llegó al Valencia y tal vez porque no ofrecía prebendas.

He dicho más de una vez que falló la afición valenciana cuando no acudió a adquirir las acciones puesta en venta. Hoy por aquel error hay lamentos. La solución incluso si Lim vendiera sería difícil de resolver. Porque no hay en La Comunidad empresarios dispuestos a prestar su apoyo al club más representativo.

Lim ha vendido por 350 millones de euros futbolistas que ha manejado el club y en la presente temporada ha superado los 60 millones de ingresos. Ha habido suerte y hay que estar agradecidos. Lim no ha vendido a Gayà, Kondogbia, Soler y Maxi. Se ha salvado Españeta porque se jubiló.

En mis años de infancia los cines pusieron en pantalla las películas «Los tambores de Fumanchú» y «Fumanchú ataca». No eran cintas de miedo. Pánico da el Valencia de Lim porque como protagonista da más espanto que Fumanchú.

Posdata. Hay época de ventas en Navidades. Atentos a la pantalla.