A menos de 48 horas del día que puede marcar un antes y un después esta temporada, el Levante ha hecho un llamamiento a nivel interno tanto a sus futbolistas en general como a los pesos pesados en particular. Digan lo que digan, no es un partido más y eso es algo que se nota en el ambiente. Una de esas citas a las que de tanto en tanto se ha tenido que enfrentar el equipo de Paco López, que por fortuna ha salido victorioso siempre de todas sus finales. La última la jugó antes de la pandemia, el pasado febrero, cuando tras cuatro derrotas seguidas recibió en el Ciutat al Leganés con el agua al cuello y ruido de sables alrededor de la figura del técnico. El equipo se adelantó 2-0 por la vía rápida y sufrió en la segunda parte, pero salvó el match-ball. Un golpe encima de la mesa contra un rival directo que tiene muchos paralelismos con el choque de Pucela.

Hay patrones que se repiten y el Levante está en uno que es cíclico. Semanas que sin ser negativas dan para hacer correcciones, malas rachas de resultados que se alargan, puntos que no llegan, crisis de confianza y colchones que se agotan. Es la montaña rusa de un equipo sin escala de grises, con vértigo a las alturas si va de subida y reactivo cuando le ve las orejas al descenso.

Todos los estamentos del club coinciden en la necesidad de dar ese golpe en la mesa. Y es que tan importante como cambiar la dinámica es «no perder el control emocional», algo a lo que Paco López se ha referido otras veces. El técnico es fiel a su estilo de correr riesgos pero en momentos claves ha hecho valer la máxima de ganar por lo civil en lo criminal. En su estreno en Primera contra el Getafe jugó con tres centrales, a raíz del mal arranque de hace dos cursos puso en liza el 3-5-2 y en otras situaciones de urgencia la alternativa en pos del equilibrio ha sido Vukcevic pese a preferir a medios más verticales.

Es momento también para que los pesos pesados pongan orden y que el equipo salgan muy metido. En este sentido los líderes están claros: Postigo, Morales y Roger. Pese a su papel secundario en el campo, también Coke. Y Rochina, aunque no sea capitán y termine contrato.

Quico, de nuevo en Buñol

Pese a la necesidad de puntos y en vísperas de que el calendario se vuelva a empinar, la realidad , lo que también revierte en que Aitor haya dejado de ser tan determinante. La eficacia le condena a la zona de descenso cuando lo normal sería estar entre los 10 primeros. Eso sí, las situaciones de gol no son claras y en porcentaje los remates dentro del área van a menos.

Después de haberlo hecho el pasado lunes, Quico Catalán volvió a estar presente ayer en Buñol. El presidente, que también se hizo la PCR para viajar, aprovechó para estar cerca de técnico y jugadores.