Después de la jornada del Mortirolo el Giro sigue la semana decisiva con otra buena ración de montaña. La decimoséptima etapa entre Ponte di Legno y Lavarone, de 165 kms y 3.740 metros de desnivel presenta un inicio y un final explosivos con 3 puertos de entidad, aunque la jornada no termina en alto.

Una etapa de montaña que tiene dos partes bien diferenciadas. Nada más salir de la localidad lombarda de Ponte di Legno el pelotón tendrá que ascender el Passo del Tonale, no puntuable, de 8,6 km al 6,3 de pendiente media. El primer esfuerzo se compensará con una larga bajada de 70 km. Después de cruzar el Río Adigio, la ruta entra en una tramo escarpado, exigente, empezando con la subida a Giovo (3a, 5,9 km al 6,8). Desde la cima otros 30 km hasta el pie de la siguiente dificultad, de primera categoría, el Valico del Vetriolo (11,8 km al 7,7), que se subirá por una nueva vertiente.

Después de otro descenso de 12 km el pelotón tomará la carretera del Menador, con sus cerradas curvas en horquilla y los túneles típicos de las carreteras excavadas en la roca en tiempos de guerra. La subida termina en el alto de Monterovere (1a,8 km al 9,8 por ciento). Tras 6 kilómetros ondulados, nada fáciles, espera la meta en Lavarone.

La salida está prevista para las 12.40 horas y la llegada a las 17.13.

El ecuatoriano Richard Carapaz saldrá a defender la maglia rosa con 3 segundos de ventaja sobre el australiano Jai Hindley (Bora Hansgrohe) y 44 respecto al portugués Joao Almeida (UAE Emirates). El español Mikel Landa es cuarto a 59 segundos.