Una bandera pirata que representaba la lucha de Macintosh contra IBM fue el primer símbolo de la compañía de la manzana mordida, un símbolo que ha sido sustituido por un icono humano, Steve Jobs, que esta semana ha anunciado su salida de Apple por un tiempo indefinido, debido a su delicado estado de salud. Y como cada vez que Jobs deja la compañía -ya ha estado fuera en dos ocasiones en los últimos seis años por un cáncer de páncreas y el trasplante de hígado-, un temblor sacude los cimientos de Apple.

En esta ocasión, la estrategia ha evitado lo que se preveía como un sonoro batacazo. El anuncio se produjo en una jornada en la que no abría Wall Street, y en la siguiente, Apple aprovecho el cierre de la bolsa norteamericana para anunciar los resultados del primer trimestre fiscal de 2011, unos beneficios netos de 6.000 millones de dólares (4.483 millones de euros), que consiguieron aplacar los mercados financieros, registrando una caída del 2,25%. No obstante, en las últimas jornadas, las acciones de Apple han mantenido una constante tendencia bajista en Nasdaq de hasta 18 puntos, lo que supone una pérdida de alrededor de alrededor de 57.000 millones de dólares.

La pregunta está en el aire. Es posible que la empresa continúe con el mismo brío sin la presencia de Jobs, que desde el punto de vista de la mercadotecnia se ha convertido en la propia imagen de la marca. Su capacidad para generar expectación en favor de Apple es indiscutible. Cada nuevo dispositivo que presenta se convierte en un acontecimiento mundial, que desata ríos de tinta incluso meses antes de que se produzca el acto oficial.

También está fuera de discusión su capacidad para crear nuevos productos que terminan convirtiéndose en una necesidad para millones de usuarios. Esta iniciativa se ha vinculado siempre a su persona, es el el cerebro de las grandes decisiones estratégicas de la empresa. Por ello, y por las cuestiones que quedaban abiertas sobre su continuidad en el futuro, se ha planteado la cuestión de si es posible concebir Apple sin la imagen de Steve Jobs.

Para Juan Antonio Seijo, del Centro de la Marca de Esade, "en este tipo de marcas, en el que la estrategia y la operativa van de la mano de una persona, su salida puede suponer un castigo en los mercados". Seijo recuerda el caso de un grupo español, el de Inditex, en el que su creador, Amancio Ortega, tuvo una visión revolucionaria del desarrollo de la marca. La primera vez que salió del negocio, se resintió, y tuvo que volver".

Seijo, no obstante, precisó que el caso de Apple es muy particular, ya que Jobs "es quien idea, dinamiza y a la vez es un icono de la marca potentísimo. Se ha convertido en el referente de muchos de sus clientes, que incluso siguen sus declaraciones o su filosofía de vida por internet. Digamos que es el mayor activo de la marca Apple". Por ello considera lógico que la compañía se resienta, "especialmente a corto plazo". Sin embargo, el experto de Esade considera que si al final, la empresa consigue aglutinar factores que definen la marca, como el espíritu innovador, y se mantiene fiel a la filosofía que ha definido a la empresa, podría recuperar el pulso.

Para José Luis Martínez, del despacho Garrigues, "la pega de los grandes líderes con ese carisma es saber hasta qué extremo lo traslada a la propia organización; hasta qué punto esa empresa está a merced de unas ideas y de un empuje que depende de las propias cualidades personales del líder. Está claro que si también saben crear estructuras con grandes equipos, valores y actitudes, puede sobrevivir, aún careciendo del influjo personal".

La línea de sucesión, de momento provisional, está garantizada. Se trata de Tim Cook, director de operaciones de la multinacional en la que ya lleva trece años. Cook, de 50 años, cinco menos de Steve, ya fue el encargado de sustituirle en su última baja médica de seis meses en 2009. Y los resultados superaron las expectativas. Sacó al mercado nuevas versiones de productos, como la del IPhone, y consiguió mejorar los resultados económicos: Las acciones subieron un 66% y recibió un premio en forma de bonus de 50 millones de dólares.

Cook, encargado de la gestión diaria, es el ejecutivo mejor pagado de Apple, cobrando un salario de 900.000 dólares anuales (665.000 euros). Sin embargo, los analistas, pese a reconocer su valía, dudan de que pueda llegar a tener el espíritu visionario de Steve, un espíritu al que ya se refirió en los comienzos de la compañía el periodista del Wall Street Journal, Jim Carlton: "Es uno de los más brillantes visionarios que la industria tecnológica ha visto nunca".

Su propio currículum da cuenta de esta capacidad para innovar. Como cuando en 1985 fue despedido por el presidente de Apple de entonces, John Sculley, al que el propio Steve fichó para la compañía tras arrebatárselo a Pepsi Cola para que dirigiera la compañía de la manzana mordida.

Jobs salió de Apple declarando su "amor" por la empresa, "una relación -dijo- que siempre será especial, no importa como termine". Pero lejos de hundirse, Steve, sacó de su cartera 50 millones de dólares y se hizo con la división de George Lucas de la que surgió Pixar ("Toy Story","Bichos",..), mientras Apple se hundía en una lenta agonía de la mano de Sculley, que llegó a despedir a 4.000 personas.

Once años después, Jobs vuelve a Apple como asesor y anuncia un acuerdo con el enemigo, Microsoft. Meses después presenta un ordenador sorprendente para la época (carcasa transparente de colores vivos), concebido para navegar por internet y que se convertiría en icono y pista de despegue de la compañía: el IMac. Tres años después vendría la gran revolución con los IPod, los reproductores de música más vendidos (275 millones de unidades), el IPhone (el móvil táctil que conmocionó el mercado), el MacBook Air (el portátil más delgado y de prestaciones más avanzadas) y las tabletas IPad. Unos dispositivos que han conseguido disparar la factoría Apple en una década hasta el segundo lugar en la lista de empresas más valiosas del mundo, tras Exxon Mobil (368.000 millones de dólares). Apple (298.000 millones de dólares) superó el pasado mes de diciembre a Petrochina (297.000) y mantiene a Microsoft a una distancia de cerca de 60.000 millones de dólares.

El carácter

de un visionario

Sobre el carácter de un visionario como Steve Jobs han corrido ríos de tinta y en muchas ocasiones, no precisamente buenas. De hecho, de su relación con Wozniak -su amigo y cofundador de Apple Computer Company en 1976-, ya se decía que eran tipos raros, apasionados por la electrónica y entusiasmados por la mística religiosa". Jim Carlton, autor de un libro sobre la historia de Apple, escribió de Jobs: "Tiene casi lo que yo llamaría una doble personalidad. Por un lado es un genio de la creatividad que puede seducir y empujar a sus ingenieros para que lleguen a sus límites intelectuales. Por otro, puede ser muy cruel, gritando a sus subordinados o despidiendo a gente a voluntad". De hecho, se contaba que al principio, Steve abordaba a cualquiera de sus empleados y les pedía que describieran el trabajo que realizaban en la compañía en medio minuto; de lo contrario, era despedido. Una docudrama no autorizado, producido para la televisión por TNT, "Piratas de Silicon Valley" -lo dirigía Martyn Burke-, basado en el libro "Fire in the Valley", describía a Steve Jobs como un "egomaniaco tirano e insoportable". m.a.s. valencia