¿Qué es «La vida que mereces»?

Nace de una inquietud mía y de Álex Rovira de intentar hacer un mundo mejor para nuestros hijos. Lo que buscamos es la armonía entre las necesidades de las personas con las de las empresas. Todo ello en armonía con el entorno medioambiental y social. Incluso antes de la crisis, en 2005 y 2006, los índices de felicidad de países como Estados Unidos e Inglaterra habían bajado a pesar de que en los veinte años anteriores el PIB se había duplicado.

Las empresas aplican ahora reducciones de salarios, aumentos de jornadas y producción

España está en una situación crítica por una serie de males que vienen de los último quince años. Está absolutamente demostrado en todo el mundo occidental que aquellas empresas que tiene un clima laboral más positivo y la gente está más comprometida su productividad aumenta un mínimo de un 40 %. Uno de los objetivos de la propia empresa debe ser la felicidad de sus empleados.

¿Cómo se consigue eso?

El libro habla de un modo de gestión por valor aportado que tiene dos pilares. Uno es medir la aportación de valor de cada puesto de trabajo de una forma objetiva. Y el otro es enriquecer la tareas de forma tal que den sentido al trabajo de las personas. Esto no se ha hecho. La crisis actual es fruto de no haber tenido sistemas de control y medición y, sobre todo, valores sociales que hayan impedido el sobreendeudamiento privado y de las Administraciones en los últimos quince años.

¿El empresariado en general está concienciado?

El empresariado ha tenido líderes inadecuados. A nivel nacional hay ejemplos muy claros incluso de personas que están en la cárcel. Eso ha sido muy negativo para la imagen de empresariado. Pero en España hay también empresarios muy buenos, que han generado mucho valor en las empresas, que las han internacionalizado. Hay empresas como la mía en la que el 70 % del resultado viene de fuera de España. Hemos hecho el trabajo. Hay otros ejemplos a nivel mundial como Inditex. ¿Por qué no hay más de estas? Líderes los hay. Lo importante es que vayan sacando la parte positiva de las personas. En España lo que habido es un círculo vicioso porque ha habido líderes tóxicos que han ido generando toxicidad a su alrededor.

La crisis ha traído también un déficit democrático

Hay dos valores fundamentales: Educación en valores y trasparencia. Si estuvieran como valores clave de la sociedad todo mejoraría mucho más. Y la democracia, que esta bastante prostituida, tiene que ser más directa en el futuro, por ejemplo a través de las tecnologías.

¿Es difícil lograr el desapego material sin un cambio radical del modelo?

Debe haber una democracia que valore más las cuestiones que hacen felices a las personas. No es una cuestión sólo de política. También de las empresas. Creo que hay tres niveles de motivación. El básico es el material. Una vez lo cubres ya te guías por cuestiones de diversión en lo que haces. Cuando eso también lo cumples te guías por motivaciones trascendentes, que es hacer cosas a favor de los demás.