Los mercados internacionales supusieron la llave del éxito de Pamesa en 2012. La compañía con sede en Almassora facturó 272 millones de euros, un 17% más que en 2011 gracias al peso adquirido por las ventas en el exterior, que coparon el 70% de la producción, y a la mejora de la productividad. Así lo desveló ayer el presidente de Grupo Industrial Pamesa, Fernando Roig, durante la presentación del balance anual de las cuentas.

Roig, flanqueado por el consejo de administración de la firma, indicó que los beneficios de la empresa, antes de impuestos, se situaron por encima de los 19,1 millones, unos "resultados muy buenos en este momento de crisis". A pesar de las dificultades del sector, la previsión de Pamesa es mantener el crecimiento en 2013, tal y como desvela el comportamiento de la firma en los primeros cinco meses del año. El grupo cerrará el ejercicio con 320 millones de euros de facturación.

La clave del éxito, en palabras de su presidente, reside en buena parte en la mejora de la productividad. "La cerámica española está mejorando año a año, pero es necesario producir mejor y a menor coste para tener precios competitivos", explicó durante su intervención junto al director general, Jorge Bauset. Ello permitió ampliar la plantilla en 47 empleados el mes pasado, hasta alcanzar los 852 trabajadores.

La firma logrará este año datos de venta que duplican las cifras alcanzadas en 2008, en pleno azote inmobiliario. De los 21,8 millones de m2 de producto cerámico vendidos en aquel ejercicio, Pamesa alcanzará los 45,5 a finales de 2013. "Ya se ha tocado fondo y ahora está habiendo un crecimiento en la cerámica", aseguró Roig.

Receta anticrisis

El presidente del Grupo Pamesa auguró una salida de la crisis con la reactivación de la construcción como motor de la economía nacional, aunque "en menor medida" que antes del estallido de la burbuja inmobiliaria. Fernando Roig apostó por rebajar a la mitad el precio del metro cuadrado para facilitar el acceso a la vivienda. "No se puede pensar en vender a 2.000 euros el metro cuadrado, sino a 1.000 o por debajo, que es lo que la gente puede pagar", indicó. "A partir de ahí tendríamos trabajo: madera para las puertas, cristal para las ventanasÉ", recomendó.

Respecto al "stock" de viviendas, el presidente de la empresa señaló que supone un obstáculo para el crecimiento de la economía. En su opinión, este mercado antiguo bloquea "el gran negocio de los nuevos productos" y obliga a "destruirlo o liquidarlo" para dejar una oportunidad de negocio a las nuevas producciones.