El denominado «modelo Alzira» de gestión de hospitales públicos y áreas de salud por operadores privados pierde brillo y atractivo. Dos de las aseguradoras que apostaron por el sistema de concesiones implementado por la Generalitat valenciana han decidido abandonar el barco. Ribera Salud ha adquirido la participación accionarial de Asisa en la concesionaria de los departamentos de salud de Torrevieja y Vinalopó, donde ya contaba hasta la fecha con el 65% y el 60% de participación, respectivamente.

La concesionaria valenciana, propiedad al 50 % del Banco de Sabadell y Centene Corporation, también se ha hecho con la participación accionarial de Adeslas (Caixabank) en la concesionaria del departamento de salud de La Ribera, donde poseía un 45% del accionariado desde la apertura del Hospital de La Ribera en 1999. Este fue el primer hospital de titularidad pública construido y gestionado por una entidad privada y el que da nombre al denominado «modelo Alzira». Adeslas conservaba el 51 % de las acciones desde su puesta en marcha.

Hace ya más de tres años de años incluso se barajó la posibilidad de que Adeslas comprase a Ribera Salud la totalidad del centro por los problemas económicos que sufría la firma valenciana. Finalmente optó por desprenderse de los hospitales de Manises y Torrejón en una operación de venta a Sanitas en 2012.

La nueva transacción está sujeta «a las autorizaciones administrativas pertinentes», es decir, que debe contar con el visto bueno de la Conselleria de Sanidad, según manifestaron ayer fuentes de Ribera Salud. La Generalitat debe autorizar los cambios en la titularidad de las concesiones y las partes tratan de cerrar el traspaso antes de que el Partido Popular abandone las instituciones.

Desde la concesionaria evitaron informar de las razones que explican la operación. Fuentes financieras apuntaban a que tras la entrada de Centene como accionista en abril del año pasado la lógica apuntaba a contar con un único socio sanitario como aliado.

Sin embargo, en ámbitos del sector no escapan los retrasos en los pagos del Consell y la incertidumbre política sobre el futuro de las concesiones como motivos de la salida de Asisa y Adeslas. Aunque Ribera Salud logró cerrar el año pasado con un beneficio bruto de 2,1 millones en su resultado consolidado, los hospitales de Torrevieja, Elx o Alzira no son precisamente negocios boyantes en la actualidad. Los balances de 2013 de la mercantil Elche-Crevillente Salud (en la que participa Asisa) reflejan unas pérdidas de 2,5 millones de euros y números rojos acumulados de ejercicios anteriores de 1,1 millones. Ese ejercicio se cerró con facturas pendientes de cobro de la Conselleria de Sanidad por importe de 33,5 millones de euros. Parte del dinero, 17,7 millones, se cobró en el primer semestre de 2014, pero a costa de acumular nuevas demoras en los pagos de ese año.

Ribera Salud no informó ayer del nivel de morosidad actual de la Generalitat ni de la cuantía por la que se ha quedado con las participaciones de Asisa y Adeslas. Es muy probable que la concesionaria simplemente haya liberado a las aseguradoras de su papel de avalista en los créditos que sirvieron para construir los hospitales. Este es lo que hizo Bankia cuando se deshizo de su 50 %. Centene apenas desembolsó 12 millones, pero asumió riesgos de 48 millones en un crédito del ICO.