En las últimas semanas se ha reavivado el debate académico y político en torno al declive económico valenciano. El Mercantil Valenciano ha participado del mismo publicando un reportaje en el que un grupo de expertos expresaba su opinión sobre la evolución reciente (o no tanto) de la economía valenciana. El propósito de estas líneas es el de completar aquel diagnóstico desde la perspectiva del historiador económico. Es decir, aportando evidencia histórica y ubicando el devenir de la economía valenciana en su trayectoria de largo plazo.

En este sentido, las estimaciones históricas del PIB per cápita de las regiones españolas permiten revisar la evolución de la economía valenciana a lo largo de los últimos 150 años. Es decir, desde los inicios del proceso de desarrollo económico contemporáneo. A partir de su consideración, se descubre que Valencia alcanzó su cénit en torno a la Segunda República. En 1930, el PIB per cápita valenciano se situaba un 20% por encima de la media española. Esta posición, además, se logró en un contexto histórico en el que la temprana industrialización de regiones como Cataluña o el País Vasco había disparado la desigualdad territorial. Durante estos años, la economía valenciana respondió satisfactoriamente y consiguió situarse, de forma paulatina, entre las regiones ricas.

La economía española se paralizó durante la autarquía franquista y sólo reemprendió la senda del desarrollo en la segunda mitad de los años 1950. En esta ocasión, el crecimiento de la economía española no vino acompañado de un incremento en la desigualdad territorial. Muy al contrario. El PIB per cápita de las regiones españolas tendió a converger entre 1950 y 1980. La pérdida de peso del sector agrario, las migraciones interiores y la difusión de la industrialización a un amplio conjunto de territorios impulsaron el acercamiento de los niveles de renta regionales. Como es de esperar en estas condiciones, los territorios que partían de posiciones de privilegio fueron perdiendo la ventaja inicial, aproximándose a la media estatal. Las más pobres hicieron lo propio desde las posiciones de cola. Se ha señalado que el declive valenciano habría comenzado en la década de 1960, o la de 1950. Sin embargo, si se contextualiza, este declive relativo respondió a una pauta de normalidad, propia de una región rica en un contexto de convergencia. De hecho, durante estos años, el PIB per cápita valenciano siguió acercándose al de Cataluña o Madrid. De fracaso, nada.

Hoy España sigue, bien que con marcados altibajos, en su senda de crecimiento económico. No obstante, la oleada de globalización y revolución tecnológica ha abierto nuevas oportunidades de desarrollo. Éstas están siendo aprovechadas de forma desigual por los territorios. Por ello, el nuevo escenario ha acabado con la trayectoria de convergencia regional. La desigualdad territorial ha vuelto a despuntar desde la década de los 90. Además, y esto es una novedad, el crecimiento de la desigualdad territorial se ha visto acompañado por el distanciamiento relativo, en términos de renta, de dos grupos de regiones, que se aglomeran en el territorio. Se está generando un mapa con dos Españas. Una, relativamente pobre, que se extiende a lo largo de una franja que recorre la península desde el Noroeste al Sudeste, atravesando Galicia, Extremadura, Andalucía, Castilla-la-Mancha y Murcia. Y una rica, situada al Norte y Nordeste del país, que incluye Cataluña, Aragón, la Rioja, Navarra, País Vasco, gran parte de Castilla y León y Madrid.

La geografía valenciana conecta con ambas áreas. Pero en lo económico, sólo con una de ellas. Valencia, con un PIB per cápita que en la actualidad se sitúa en torno a un 15% por debajo de la media española, está cada vez más cerca de la España pobre y se aleja de esa España rica que se configura al sur de los Pirineos, pero cerca de Europa. La Comunitat Valenciana se distancia, a pasos agigantados, del clúster de regiones ricas, como Cataluña o Madrid. Converge a los niveles de PIB per cápita de las regiones más pobres del país. Estamos asistiendo, valga la expresión, a la murcianización de la economía valenciana. La historia económica nos muestra que, de seguir en esta senda, tal vez debamos esperar largo tiempo antes de volver a acercarnos a la media de PIB per cápita español. Pero esta vez, si no se toman las medidas para romper con la tendencia de las últimas décadas, desde el furgón de cola.