La edición más exitosa de los 22 años de existencia del evento, desde el punto de vista de la oferta, pone a la Feria del Automóvil de València inaugurada ayer ante la difícil tesitura de superar los resultados de la edición del año pasado, tal como explicó a este diario el presidente del certamen, Enrique Tomás. En 2018, los expositores asistentes al evento consiguieron facturar 65 millones de euros tras vender poco más de 4.000 vehículos a una media de 16.000 euros cada uno de ellos. Este año, las cifras previas son considerables. La superficie de exhibición crece un 5 %, hasta los 82.000 metros cuadrados. Las empresas llegan a las 90, representando a 42 marcas. Un 14 % más. Y la cifra de vehículos puestos a la venta son 4.500, un 15% por encima de la anterior edición. El problema es que el año pasado la feria se celebró a lo largo de cinco días y este año se ha quedado en cuatro, al coincidir la festividad del 8 de diciembre con el domingo. Así las cosas, Tomás opina que «sería fantástico igualar los resultados del año pasado, aunque quedarnos en 60 millones sería muy bueno».
Y tanto, porque el sector del automóvil no atraviesa precisamente sus mejores momentos, en una etapa en la que se ve afectado por la ralentización económica y la incertidumbre que rodea la expansión del coche eléctrico. Tomás asegura que esta actividad «no está fuerte en toda España, aunque en la Comunitat Valenciana va un poco mejor», singularmente en las ventas de coches seminuevos, es decir, los que tienen pocos kilómetros de uso, cuya diferencia de precio respecto de los nuevos es sustancial. De hecho, las ventas en el subsector de los turismos de ocasión subirán al cierre de 2019 alrededor del 4 %, por un 1,3 % de la media nacional, frente a la caída hasta noviembre del 11,3 % que se ha registrado en las operaciones de vehículos nuevos en la autonomía, superior al 5,7 % de la media española, según los datos dados a conocer por Ganvam, la patronal de los vendedores de automóviles.
En relación con el coche eléctrico, Enrique Tomás recordó que todas las marcas están apostando por este tipo de vehículo, que sigue representando poco en el sector entre otros motivos por el «insuficiente desarrollo de las infraestructuras necesarias para su circulación, sobre todo la recarga». De ahí que augure que al coche de combustión «le queda aún mucho recorrido por delante».