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Un trabajador de una azulejera radicada en el municipio castellonense de Xilxes, en una imagen de archivo. | CARME RIPOLLÉS

El azulejo valenciano alerta de cierres inminentes por el coste de la energía

La patronal del sector prevé paradas de producción temporales en aquellas firmas que agoten sus contratos con los proveedores de gas y deban renegociarlos y reclama ayudas de Estado a la altura de las desplegadas por la pandemia

El invierno se le va a hacer largo a la industria valenciana. La escalada del precio del transporte, de las materias primas y de la energía está poniendo contra las cuerdas a muchas empresas del sector secundario de la Comunitat Valenciana, que asfixiadas por la coyuntura actual ya asumen que tendrán que repercutir el aumento de sus costes fijos en el consumidor final y ya no descartan ni reducir la producción o incluso tener que parar puntualmente sus factorías para contener la sangría.

Algunas de las ramas más expuestas a alguna de estas desviaciones que atenazan el comercio global desde el inicio de la recuperación económica tras la covid, como es el caso del azulejo con el precio del gas, dan por seguro que en el corto plazo van a sufrir cierres temporales en el sector. Así lo confirmó ayer el secretario general de Ascer, Alberto Echavarría, en conversación con este diario.

De momento asegura no tener constancia de que ninguna empresa haya bajado la persiana por el aumento de los costes energéticos —un 90 % de la energía que consume el sector proviene del gas—, aunque mantiene que sí se empiezan a producir reducciones en el ritmo de fabricación en algunos casos. Y lo peor, añade, está por llegar: «Conforme empiecen a vencer sus contratos y tengan que renegociarlos llegarán los cierres», vaticina.

Según explica el directivo de Ascer, las firmas del sector azulejero, como gasintensivas, firman contratos en los que una parte del precio queda fijada y otra vinculada a índices de referencia europeos. «Hasta ahora se firmaban precios por encima de mercado para garantizar estabilidad pese a fluctuaciones. Pero ahora ya no hay margen para hacer esto, porque para garantizar el precio a varios años vista deberíamos ir por encima del precio actual y eso comprometería la viabilidad del sector. Nadie lo va a poder hacer», zanja.

Así, la previsión es que conforme vayan venciendo estos contratos, aquellas empresas sin el volumen suficiente para lograr condiciones mínimamente ventajosas en la negociación «no tendrán más alternativa que parar su producción», alerta Echavarría, que añade que «si paras, puedes no volver a arrancar».

Por eso, desde Ascer reclaman ayudas de Estado «asimilables» a las desplegadas hacia el sector servicios durante la pandemia. «Hubo un apoyo masivo y ahora estamos ante una crisis infinitamente mayor a la covid para nuestro sector», que según el secretario general se encamina al «peor segundo semestre de la historia».

Distorsiones generalizadas

Otras ramas industriales están por el momento esquivando estas medidas extremas aunque con las orejas estiradas por su exposición al problema. Pepe Serna, presidente de la patronal textil Ateval, mantiene que no hay paros ni frenos productivos, si bien admite que las empresas van trasladando «poco a poco» el incremento de costes al precio final.

Por su parte, plantas como la de Arcelor-Mittal en Sagunt también sufren ese aumento de costes, aunque no hablan de paros por este motivo. De hecho, lo que amenaza con reducir la producción en el último trimestre del año es el descenso de la demanda debido a que la industria del automóvil «se está paralizando» por la falta de microchips.

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