Bañadas por el amplio Mediterráneoy con una cultura plagada de similitudes, la conexión valenciana con Italia resulta ineludiblemente estrecha, casi irrompible. Dar un simple paseo por las calles de Valènciaes la mejor muestra de que en sus esquinas el sonido del país vecino se siente, se escucha. Y no solo por el amplio número de ciudadanos del país transalpino empadronados, sino también por el mayor número que escoge los distintos enclaves de la provincia valenciana –además de los locales que retornen también desde el país transalpino– como su destino turístico, una realidad que tras los estragos de la pandemia resurgirá con más fuerza que nunca en el primer semestre de 2023 hasta ser el primer mercado emisor en el extranjero.
La capacidad aérea prevista desde los distintos rincones de aquel país con el aeropuerto de València para estos primeros meses del ejercicio ascenderá, según los datos de la empresa Mabrian ofrecidos para Turisme Comunitat Valenciana, hasta los 382.399 asientos. O lo que es lo mismo, que respecto al mismo periodo del año pasado puedan llegar más de 71.000 nuevos turistas desde el país italiano (+22,4 %). O que la apuesta de las aerolíneas por el aeródromo valenciano sea ahora superior a la del año prepandemia, cuando se ofrecieron 370.645 plazas (un 3,17 % menos). Sin embargo, detrás del frío número, se encuentran muchas realidades entrelazadas.
Una primera es que, respecto a cuatro años antes y pese al aumento de capacidad, se han reducido tanto las ciudades como los aeropuertos que tenían conexión con Valencia antes de la covid-19. Sin ir más lejos, la siciliana Catania ha desaparecido del mapa junto a las 6.300 plazas que poseía en 2019. Más de la mitad de ese flujo lo ha asumido otro aeropuerto situado en la isla, el Falcone-Borsellino de Palermo, lo que le ha permitido convertirse para este inicio de 2023 –en el que mejorará en un 63,31 % su capacidad respecto al pasado ejercicio para el mismo periodo– en la principal base de conexión desde el sur del país (16.443 asientos) adelantando a los aeropuertos de Nápoles (14.752) y Bari (13.797).
Menos en Roma, más al norte
A este fenómeno se suma que se ha producido una concentración de la oferta en lo que se refiere a Roma. Hace cuatros años, el tráfico de pasajeros desde la capital italiana se dividía entre los aeródromos de Fiumicino (el principal de todo el país y donde las aerolíneas ofertaban 72.718 plazas) y de Ciampino (37.611), una base mucho más pequeña. En total más de 110.000 oportunidades para volar en los seis primeros meses del año. No obstante, para el periodo actual, la conexión con Valencia solo se dará desde Fiumicino, con un número menor de plazas (97.116), que eso sí suponen casi el doble de las que se ofertaron para este tiempo en 2022 (51.659).
Con esta doble circunstancia, la realidad es que las empresas aéreas han acabado apostando progresivamente más por la atracción de un viajero norteño, una zona económicamente más pudiente y que resulta mucho más cercana –y, por tanto, mejor conectada– a destinos interesantes como los de Suiza, Austria, Eslovenia o el sur de Francia. El mejor ejemplo de ello es el del aeropuerto de Turín, que ha duplicado su capacidad aérea con Valencia respecto a 2019 hasta tener 20.223 asientos en el primer semestre. La mejora también se ha dado en otras bases como las de Bolonia (5.645 plazas más), Milán (+7.289), Pisa (+765) o Treviso-Venecia (+4.725), mientras que Bérgamo, el segundo aeropuerto más importante en esta conexión, pierde solo un 0,9 % de sus asientos.
Mejora progresiva
Pero más allá de la procedencia del turista, la realidad es que este impulso respecto a antes de la pandemia a la llegada desde Italia a los destinos valencianos –este enero ya se convirtieron en el primer mercado internacional con el 6,5 % de la ocupación hotelera en la provincia según los datos de la patronal Hosbec– se hará de forma progresiva por parte de las tres aerolíneas que realizan estas conexiones: Ryanair (330.454 asientos, una mejora del 13,3 %), Vueling (34.020) y la ‘low cost’ húngara Wizz Air (17.925) que se estrena este año y que compensará parte de la pérdida provocada por la desaparición de Alitalia en 2021.
En concreto, en enero, febrero y marzo esa oferta aérea todavía se encuentra considerablemente por debajo de los datos de 2019 y muy poco por encima de 2021. No obstante, a partir de abril se espera que la capacidad aérea se dispare, con un 4,83 % más de plazas, un porcentaje de mejora de capacidad que se elevará hasta el 8,74 % en mayo, en un 10,96 % en junio y hasta un 12,75 % en un julio que da el pistoletazo de salida al verano y en que se sumarán hasta 73.044 asientos para lograr recuperar ese idilio desde Italia con Valencia.