Me contaba hace unos días un amigo cirujano que nunca se atrevería a operar a uno de sus hijos. Esta reflexión me extrañó mucho y me dio que pensar. Mi amigo es uno de los mejores cirujanos que hay en la actualidad y no entiendo por qué no usaría todo su conocimiento y experiencia en el quirófano para operar a uno de sus hijos. «¿Por qué no?», le pregunté, y él me contestó, muy seguro, que los sentimientos hacia su hijo no le permitirían actuar con la serenidad y solvencia que requería una situación crítica. Tras su explicación entendí perfectamente sus razones. Tuve que darle la razón y, además, pagar la comida, porque mi amigo dice que soy yo el que sabe manejar el dinero y que por eso me cede siempre ese privilegio?
Es cierto, los vínculos emocionales no suelen ser buenos consejeros a la hora de afrontar alguna situación difícil. Ante las informaciones de las últimas semanas sobre los mercados financieros, me acordé de mi amigo y de las dificultades que en estos casos debe afrontar el inversor para poder maniobrar con la suficiente serenidad, ser capaz de tomar decisiones guiadas por la razón y huir de lo que realmente le pide el cuerpo: salir corriendo y vender? Las caídas en las bolsas chinas y el contagio al resto de las bolsas plantean un inicio convulso de 2016 en los mercados que invita solo al pánico. Por eso es más necesario que nunca contar con la ayuda de un asesor financiero capaz de aconsejarme sobre mis ahorros y que evite que yo acabe tomando una decisión basada en el sentimiento que me une a mi dinero. Exactamente lo mismo que haría mi amigo el cirujano si hubiera que operar a alguno de sus hijos.
La situación actual en los mercados no solo se presenta complicada, sino que tampoco está demasiado claro cuándo se llegará a un periodo relativamente largo de tranquilidad. En España, además, a la situación internacional hay que añadir la falta de estabilidad política. Todo indica que el año que acabamos de estrenar va a ser movidito y, ante esta situación, solo puedo acordarme de mi amigo y recomendar que, si quieres a tu dinero, le pidas a un profesional que te ayude a cuidarlo.