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El billete de 500 euros

El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo ha acordado dejar de imprimir billetes de 500 euros. La joven moneda única europea pierde su más elevada denominación, aunque lo hará de una forma lenta: dejará de producirse hacia el final de 2018, aunque los que existan seguirán siendo de curso legal y, por tanto, mantendrán su valor, de forma indefinida.

Sse acepta una recomendación de los ministros de economía y finanzas de la UE. Estos apuntaron a la importancia que el billete de 500 euros tiene en este tipo de actividades, solicitando al BCE que estudiara la posibilidad de retirarlos.

Tampoco esta decisión del BCE se ha adoptado de una forma «pacífica», ya que, Alemania, en principio, se oponía. En una reciente entrevista al presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, señalaba: «No conozco ningún estudio que demuestre que eliminar esta denominación vaya a contribuir de manera significativa a reducir las actividades ilegales. En EE UU el billete de más valor es el de 100 dólares y no parece que allí la criminalidad sea menor». Austria y otros países con una cultura monetaria parecida a la germana piensan igual; el gobernador del banco central austríaco también ha criticado la eliminación del billete con el argumento de que se corre el riesgo de iniciar un debate sobre la abolición del dinero en efectivo, ya que consideran que dicho uso es un reducto de libertad al que no se debe renunciar. En ese sentido podríamos decir que «muere» con polémica, tal y como «nació». Para muchos países del área euro, la solicitud alemana de imprimir billetes de 500 euros fue una gran sorpresa. En España, el billete de más alta denominación era el de 10.000 pesetas, equivalente a 60 euros, pero en Francia, el mayor era de 500 francos, equivalente a 76 euros.

Gran éxito logístico

En su libro Recuerdos. 40 años de servicio público, Pedro Solbes señala que la operación de introducción de las monedas y billetes de euro fue un gran éxito de logística, si bien «hubo muchas discusiones previas: si debía existir un euro en papel a semejanza del dólar (petición insistente de Italia); si debían mantenerse los billetes de 500 euros (propiciados por Alemania, que contaba ya con un billete de alta denominación); si debían suprimirse las monedas de un céntimo (petición de Finlandia, que las emitió en el mínimo obligatorio pero que no utilizó en la práctica), y muchos otros».

Alemania disponía de un billete de 1.000 marcos, equivalentes a 500 euros, y sabía cuan rentable era disponer de los mismos para «exportarlos» a países de su entorno en el este europeo, como si fueran una mercancía más, de un coste de producción extremadamente reducido en comparación con su valor facial, y no quería que se renunciara a semejante negocio. En la vida, casi todo tiene una cara y una cruz. El invento de la dinamita, por Alfred Nobel, es un ejemplo más de ello. Dicho ello, parece evidente que los beneficios que origina el uso de billetes de alta denominación, en general, por el buen uso que pueda hacerse de los mismos, son muy pequeños en comparación con los daños que ocasionan. La Agencia del Crimen Organizado del Reino Unido estimó, antes de restringir su uso, en 2010, que más del 90 % de la demanda de billetes de 500 euros en Gran Bretaña, procedía de los criminales.

Los billetes de 500 euros, han tenido un papel importante facilitando actividades ilegales, por ello y por el hecho de que, según las encuestas manejadas por el BCE más de la mitad de los europeos declaran que nunca han visto un billete de tal valor, es por lo que se les apoda los Bin Ladens . Estimaciones de la Universidad Johannes Kepler sugieren que se utiliza efectivo en el 80 % del comercio mundial de drogas, en el 70 % del tráfico ilegal de armas pequeñas, en el 50 % del tráfico con personas y en el 50 % del tráfico ilegal de órganos humanos. El FMI ha estimado que el blanqueo supera anualmente el billón de dólares estadounidenses, así como que los billetes de alta denominación tienen un papel importante en facilitar la evasión fiscal y fuga de capitales.

Reresulta imposible estimar cuántos crímenes pueden impedirse al suspender la producción de 500 euros y por tanto va a impedir, algunas de las actividades ilegales que se ven muy facilitadas con su existencia. Por ello, ahora resulta de la máxima importancia que las grandes potencias presionen a Suiza para que haga desaparecer la emisión de billetes de 1.000 francos suizos, que quedan, ahora como el billete de más alta denominación. No parece que vaya a resultar fácil, ya que Suiza tiene una larga y lamentable historia relacionada con la financiación ilegal y de colaboración con los evasores fiscales, pero es imprescindible intentarlo.

Hay quienes consideran que la auténtica razón para dejar de imprimir billetes de 500 euros es facilitar una política monetaria en la que los tipos de interés negativos pueden tomar mayor protagonismo. Sin duda, el dinero en efectivo es el mayor enemigo de los tipos de interés negativos. Evidentemente, si los bancos empezaran a trasladar, de una u otra forma, a sus depositantes, el coste en el que ellos mismos incurren al dejar sus excesos de reservas en el BCE, aumentaría la tenencia de efectivo en manos del público. Si se reduce el número de billetes de 500 euros en circulación, el coste de «almacenar» dinero efectivo es mayor, y eso hay quienes lo interpretan como una clara señalar de que todavía se puede profundizar en la política de tipos de interés negativos. En cualquier caso, bienvenida sea la decisión del BCE de dejar de imprimir los Bin Ladens.

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