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Tribuna

El brazo encogido

En momentos como los actuales, la estrategia de innovación y de revisión de los modelos de negocio debe de ir acompañada de procesos de inversión que no siempre es fácil cubrir con los sistemas bancarios tradicionales.

Dentro de este contexto se desarrollan cada vez más nuevas iniciativas para la financiación empresarial y se está generando un buen «caldo de cultivo» para la potenciación de modelos de inversión y apoyo como los nuevos sistemas de «crowdlending».

El cambio principal de estos últimos modelos es que la financiación empresarial en España tradicionalmente se ha vinculado al sector financiero y bancario bajo una cultura muy conservadora (especialmente en esta última época) y realmente siempre ha buscado empresas muy consolidadas.

Por eso, figuras más informales de financiación alternativa y más próximas a la realidad empresarial como el crowdlending están creciendo cada vez más basadas en una relación más personal y colaborativa. Por ello, otro modelo creciente es el desarrollo y estructuración de plataformas que canalicen esa estructura financiera colectiva, alternativa y complementaria a las instituciones financieras y promovida por inversores privados, que permiten cubrir las necesidades de financiación de proyectos empresariales innovadores.

A su vez estos inversores privados consiguen rentabilidades superiores a lo que ofrece hoy el sistema bancario y con estas plataformas consiguen diversificar riesgo en nuevos proyectos o empresas, al formar parte de varios préstamos colectivos y reparten sus recursos entre varios proyectos donde muchos prestan un poco, pero al estar agrupados disponen de abundante capital para cubrir el proyecto de esas pymes.

Estas nuevas plataformas como Colectual, Lendix o Arboribus que operan en España suponen una modalidad de financiación alternativa que no representa ni el 0,5% de los más 5.000 millones que generó el crowdfunding en Europa, según Altfi News, pero crece a ritmos anuales superiores al 300% según señala un estudio de la Universidad de Cambridge.

Es la forma más evolucionada y progresista de financiación responsable que hoy las pequeñas empresas pueden disfrutar de manera segura, donde la transparencia del modelo es determinante para la confianza de los inversores y por ello la regulación por la Comisión Nacional de Valores y Mercados ayuda en este proceso de consolidación del modelo.

Junto a la transparencia, la reducción de la mora es el otro gran eje de validación del modelo, ya que se analiza la solvencia y se minimiza pero no siempre se puede garantizar, se usan criterios más amplios de análisis de riesgos, un mayor seguimiento de la empresa (las exposición pública de estas plataformas les hace muy sensibles a los problemas de mora) pero sobre todo se basan en la diversificación en cantidades pequeñas en empresas y sectores diferentes. En inversión siempre es un criterio validado y más seguro, dentro de un mercado cada vez más incierto, pero en el que siempre se puede innovar desde fórmulas más directas de relación con el mercado haciendo uso de las tecnologías. Es la innovación del ecosistema fintech que ya está empezando a revolucionar el modelo de negocio bancario.

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