La compra de vivienda habitual y de un coche son habituales en miles de españoles cada año. Se trata de dos de las adquisiciones más importantes que se pueden realizar. Y no solo por la trascendencia cotidiana que tiene disponer de una casa o un coche, sino también por las consecuencias fiscales que implican dichas compras.

El Plan PIVE y sus ayudas (que estuvo activo hasta mediados del pasado año) para la compra de un vehículo nuevo tienen obligaciones en la declaración de la renta, pero también la adquisición de un coche de segunda mano. Tanto para el vendedor como para el comprador. A continuación desgranamos algunas de estas indicaciones que deben recogerse en la declaración de la renta.

Para el vendedor

El contribuyente que venda su coche deberá tributar en la declaración de la renta por la ganancia patrimonial que obtenga, siempre que el precio de venta sea superior al de compra, algo que, sin embargo, es muy infrecuente. Esto significa que, por lo general, no habrás que pagar impuestos por el dinero obtenido en la venta, toda vez que el valor del coche se ha depreciado con el paso del tiempo.

Para el comprador

La situación cambia para el comprador. La adquisición está gravada con el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, que determinan a través de las tablas oficiales el valor real del impuesto y las tasas pertinentes, de las que se informa en el Ministerio de Industria.

La base imponible vendrá también marcada por el valor de mercado que tenga el coche, y que pasa por los años de uso del vehículo. Además, hay que tener en cuenta el porcentaje tributario que rige en cada comunidad autónoma.

En estas transmisiones debe existir un contrato de compraventa entre comprador y vendedor. Asimismo, en el proceso de traspaso de propiedad hay que anotar la obligatoriedad de abonar el Impuesto de Circulación y las distintas tasas para el cambio de titularidad.