Con apenas tres años, María Herráiz llegó al Grau Vell de la mano de su familia desde castilla y León. Ochenta y un años después falleció en su querido poblado al que consiguió salvar del derribo y dotar de servicios como el alumbrado.
María Herráiz se ató a una barricada para que el Grau Vell de Sagunt no fuera derribado
Cedidas
Con apenas tres años, María Herráiz llegó al Grau Vell de la mano de su familia desde castilla y León. Ochenta y un años después falleció en su querido poblado al que consiguió salvar del derribo y dotar de servicios como el alumbrado.
María Herráiz se ató a una barricada para que el Grau Vell de Sagunt no fuera derribado
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Con apenas tres años, María Herráiz llegó al Grau Vell de la mano de su familia desde castilla y León. Ochenta y un años después falleció en su querido poblado al que consiguió salvar del derribo y dotar de servicios como el alumbrado.
María Herráiz se ató a una barricada para que el Grau Vell de Sagunt no fuera derribado
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Con apenas tres años, María Herráiz llegó al Grau Vell de la mano de su familia desde castilla y León. Ochenta y un años después falleció en su querido poblado al que consiguió salvar del derribo y dotar de servicios como el alumbrado.
María Herráiz se ató a una barricada para que el Grau Vell de Sagunt no fuera derribado
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Con apenas tres años, María Herráiz llegó al Grau Vell de la mano de su familia desde castilla y León. Ochenta y un años después falleció en su querido poblado al que consiguió salvar del derribo y dotar de servicios como el alumbrado.
Con apenas tres años, María Herráiz llegó al Grau Vell de la mano de su familia desde castilla y León. Ochenta y un años después falleció en su querido poblado al que consiguió salvar del derribo y dotar de servicios como el alumbrado.