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Alfons Padilla
Ver galería >Dénia y la Marina Alta se resisten a que el histórico tren con Gandia sea una reliquia, arqueología industrial. De ahí, quizás, que en la estación de estilo isabelino reconvertida en Museu dels Joguets y sala de exposiciones no exista una placa que recuerde qué fue originalmente. No obstante, hay vestigios, señales de ese tren perdido hace 50 años. La calle Marqués de Campo, un panel del museo y, sobre todo, los basamentos de puentes y pontones de piedra de sillería y el apeadero del Palmar (en el trazado ferroviario que ahora es una vía verde de notable uso social) son indicios de una historia que Dénia y la comarca siempre han querido recuperar. Hay anhelo de tren.
A. P. F.
Dénia y la Marina Alta se resisten a que el histórico tren con Gandia sea una reliquia, arqueología industrial. De ahí, quizás, que en la estación de estilo isabelino reconvertida en Museu dels Joguets y sala de exposiciones no exista una placa que recuerde qué fue originalmente. No obstante, hay vestigios, señales de ese tren perdido hace 50 años. La calle Marqués de Campo, un panel del museo y, sobre todo, los basamentos de puentes y pontones de piedra de sillería y el apeadero del Palmar (en el trazado ferroviario que ahora es una vía verde de notable uso social) son indicios de una historia que Dénia y la comarca siempre han querido recuperar. Hay anhelo de tren.
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Dénia y la Marina Alta se resisten a que el histórico tren con Gandia sea una reliquia, arqueología industrial. De ahí, quizás, que en la estación de estilo isabelino reconvertida en Museu dels Joguets y sala de exposiciones no exista una placa que recuerde qué fue originalmente. No obstante, hay vestigios, señales de ese tren perdido hace 50 años. La calle Marqués de Campo, un panel del museo y, sobre todo, los basamentos de puentes y pontones de piedra de sillería y el apeadero del Palmar (en el trazado ferroviario que ahora es una vía verde de notable uso social) son indicios de una historia que Dénia y la comarca siempre han querido recuperar. Hay anhelo de tren.
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Dénia y la Marina Alta se resisten a que el histórico tren con Gandia sea una reliquia, arqueología industrial. De ahí, quizás, que en la estación de estilo isabelino reconvertida en Museu dels Joguets y sala de exposiciones no exista una placa que recuerde qué fue originalmente. No obstante, hay vestigios, señales de ese tren perdido hace 50 años. La calle Marqués de Campo, un panel del museo y, sobre todo, los basamentos de puentes y pontones de piedra de sillería y el apeadero del Palmar (en el trazado ferroviario que ahora es una vía verde de notable uso social) son indicios de una historia que Dénia y la comarca siempre han querido recuperar. Hay anhelo de tren.
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Dénia y la Marina Alta se resisten a que el histórico tren con Gandia sea una reliquia, arqueología industrial. De ahí, quizás, que en la estación de estilo isabelino reconvertida en Museu dels Joguets y sala de exposiciones no exista una placa que recuerde qué fue originalmente. No obstante, hay vestigios, señales de ese tren perdido hace 50 años. La calle Marqués de Campo, un panel del museo y, sobre todo, los basamentos de puentes y pontones de piedra de sillería y el apeadero del Palmar (en el trazado ferroviario que ahora es una vía verde de notable uso social) son indicios de una historia que Dénia y la comarca siempre han querido recuperar. Hay anhelo de tren.
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Dénia y la Marina Alta se resisten a que el histórico tren con Gandia sea una reliquia, arqueología industrial. De ahí, quizás, que en la estación de estilo isabelino reconvertida en Museu dels Joguets y sala de exposiciones no exista una placa que recuerde qué fue originalmente. No obstante, hay vestigios, señales de ese tren perdido hace 50 años. La calle Marqués de Campo, un panel del museo y, sobre todo, los basamentos de puentes y pontones de piedra de sillería y el apeadero del Palmar (en el trazado ferroviario que ahora es una vía verde de notable uso social) son indicios de una historia que Dénia y la comarca siempre han querido recuperar. Hay anhelo de tren.
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Dénia y la Marina Alta se resisten a que el histórico tren con Gandia sea una reliquia, arqueología industrial. De ahí, quizás, que en la estación de estilo isabelino reconvertida en Museu dels Joguets y sala de exposiciones no exista una placa que recuerde qué fue originalmente. No obstante, hay vestigios, señales de ese tren perdido hace 50 años. La calle Marqués de Campo, un panel del museo y, sobre todo, los basamentos de puentes y pontones de piedra de sillería y el apeadero del Palmar (en el trazado ferroviario que ahora es una vía verde de notable uso social) son indicios de una historia que Dénia y la comarca siempre han querido recuperar. Hay anhelo de tren.
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Dénia y la Marina Alta se resisten a que el histórico tren con Gandia sea una reliquia, arqueología industrial. De ahí, quizás, que en la estación de estilo isabelino reconvertida en Museu dels Joguets y sala de exposiciones no exista una placa que recuerde qué fue originalmente. No obstante, hay vestigios, señales de ese tren perdido hace 50 años. La calle Marqués de Campo, un panel del museo y, sobre todo, los basamentos de puentes y pontones de piedra de sillería y el apeadero del Palmar (en el trazado ferroviario que ahora es una vía verde de notable uso social) son indicios de una historia que Dénia y la comarca siempre han querido recuperar. Hay anhelo de tren.
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Dénia y la Marina Alta se resisten a que el histórico tren con Gandia sea una reliquia, arqueología industrial. De ahí, quizás, que en la estación de estilo isabelino reconvertida en Museu dels Joguets y sala de exposiciones no exista una placa que recuerde qué fue originalmente. No obstante, hay vestigios, señales de ese tren perdido hace 50 años. La calle Marqués de Campo, un panel del museo y, sobre todo, los basamentos de puentes y pontones de piedra de sillería y el apeadero del Palmar (en el trazado ferroviario que ahora es una vía verde de notable uso social) son indicios de una historia que Dénia y la comarca siempre han querido recuperar. Hay anhelo de tren.
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Dénia y la Marina Alta se resisten a que el histórico tren con Gandia sea una reliquia, arqueología industrial. De ahí, quizás, que en la estación de estilo isabelino reconvertida en Museu dels Joguets y sala de exposiciones no exista una placa que recuerde qué fue originalmente. No obstante, hay vestigios, señales de ese tren perdido hace 50 años. La calle Marqués de Campo, un panel del museo y, sobre todo, los basamentos de puentes y pontones de piedra de sillería y el apeadero del Palmar (en el trazado ferroviario que ahora es una vía verde de notable uso social) son indicios de una historia que Dénia y la comarca siempre han querido recuperar. Hay anhelo de tren.
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Dénia y la Marina Alta se resisten a que el histórico tren con Gandia sea una reliquia, arqueología industrial. De ahí, quizás, que en la estación de estilo isabelino reconvertida en Museu dels Joguets y sala de exposiciones no exista una placa que recuerde qué fue originalmente. No obstante, hay vestigios, señales de ese tren perdido hace 50 años. La calle Marqués de Campo, un panel del museo y, sobre todo, los basamentos de puentes y pontones de piedra de sillería y el apeadero del Palmar (en el trazado ferroviario que ahora es una vía verde de notable uso social) son indicios de una historia que Dénia y la comarca siempre han querido recuperar. Hay anhelo de tren.
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Dénia y la Marina Alta se resisten a que el histórico tren con Gandia sea una reliquia, arqueología industrial. De ahí, quizás, que en la estación de estilo isabelino reconvertida en Museu dels Joguets y sala de exposiciones no exista una placa que recuerde qué fue originalmente. No obstante, hay vestigios, señales de ese tren perdido hace 50 años. La calle Marqués de Campo, un panel del museo y, sobre todo, los basamentos de puentes y pontones de piedra de sillería y el apeadero del Palmar (en el trazado ferroviario que ahora es una vía verde de notable uso social) son indicios de una historia que Dénia y la comarca siempre han querido recuperar. Hay anhelo de tren.
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Dénia y la Marina Alta se resisten a que el histórico tren con Gandia sea una reliquia, arqueología industrial. De ahí, quizás, que en la estación de estilo isabelino reconvertida en Museu dels Joguets y sala de exposiciones no exista una placa que recuerde qué fue originalmente. No obstante, hay vestigios, señales de ese tren perdido hace 50 años. La calle Marqués de Campo, un panel del museo y, sobre todo, los basamentos de puentes y pontones de piedra de sillería y el apeadero del Palmar (en el trazado ferroviario que ahora es una vía verde de notable uso social) son indicios de una historia que Dénia y la comarca siempre han querido recuperar. Hay anhelo de tren.
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Dénia y la Marina Alta se resisten a que el histórico tren con Gandia sea una reliquia, arqueología industrial. De ahí, quizás, que en la estación de estilo isabelino reconvertida en Museu dels Joguets y sala de exposiciones no exista una placa que recuerde qué fue originalmente. No obstante, hay vestigios, señales de ese tren perdido hace 50 años. La calle Marqués de Campo, un panel del museo y, sobre todo, los basamentos de puentes y pontones de piedra de sillería y el apeadero del Palmar (en el trazado ferroviario que ahora es una vía verde de notable uso social) son indicios de una historia que Dénia y la comarca siempre han querido recuperar. Hay anhelo de tren.
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Dénia y la Marina Alta se resisten a que el histórico tren con Gandia sea una reliquia, arqueología industrial. De ahí, quizás, que en la estación de estilo isabelino reconvertida en Museu dels Joguets y sala de exposiciones no exista una placa que recuerde qué fue originalmente. No obstante, hay vestigios, señales de ese tren perdido hace 50 años. La calle Marqués de Campo, un panel del museo y, sobre todo, los basamentos de puentes y pontones de piedra de sillería y el apeadero del Palmar (en el trazado ferroviario que ahora es una vía verde de notable uso social) son indicios de una historia que Dénia y la comarca siempre han querido recuperar. Hay anhelo de tren.
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Dénia y la Marina Alta se resisten a que el histórico tren con Gandia sea una reliquia, arqueología industrial. De ahí, quizás, que en la estación de estilo isabelino reconvertida en Museu dels Joguets y sala de exposiciones no exista una placa que recuerde qué fue originalmente. No obstante, hay vestigios, señales de ese tren perdido hace 50 años. La calle Marqués de Campo, un panel del museo y, sobre todo, los basamentos de puentes y pontones de piedra de sillería y el apeadero del Palmar (en el trazado ferroviario que ahora es una vía verde de notable uso social) son indicios de una historia que Dénia y la comarca siempre han querido recuperar. Hay anhelo de tren.
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