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Un arte textil que perdura en el tiempo

Artesanía

Un arte textil que perdura en el tiempo

Paco Salabert fabrica cinchas de yute con una maquinaria casera de más de seis décadas

Paco Salabert conoce el sonido de cada máquina con la que trabaja. "Trac, trac, trac..., ¿lo oyes? tiene siempre este ritmo", cuenta al tiempo que gesticula con las manos. Lleva 46 años en León Felipe S. L., una empresa emplazada en Puçol y especialista en textil industrial. La fábrica, que pasó de estar compuesta por 28 empleados a contar con el trabajo de Paco y la gestión de Mariam Felipe, hija del anterior dueño que, a su vez fue hijo del fundador, se dedica a las cuerdas de las persianas y a elaborar rollos de cincha de yute, un material artesanal que funciona como base de sillas y sillones antiguos.

"Mi currículum se puede resumir en dos líneas, comencé de muy joven como aprendiz en el año 1971 y desde entonces he trabajado aquí siempre", cuenta el encargado de los telares.

Aunque con los años se han ido incorporando diferentes telares modernos al mismo tiempo que avanzaba la tecnología industrial, hay uno que Paco conoce especialmente bien. Y es el que elabora este último material artesanal que se vende a tapiceros. "En el año 1952 mi padre creó esta maquinaria con los elementos de los que disponían", cuenta Mariam Felipe, actual gerente de la compañía. "Supla con su ingenio la falta de medios" era su lema, y vaya si lo cumplían. La maquinaria para hacer la cincha de yute está hecha con un motor de cambio de marcha de automóvil, con tornillos colocados estratégicamente y con dos placas de madera encaradas. Todo un producto de ingeniería local.

Tras el paso de los años y a pesar de la persistencia de la fabricación de este material, el único que sabe dar uso y de hecho, da uso a esta máquina actualmente es Paco. "¿Que cómo controlo todo? A base de oído, de vista y de gastar las manos". Cuando falla un hilo, él lo sabe. "Sé qué parte del sistema ha fallado, me conozco cada milímetro de estas máquinas". Cuatro décadas dan para mucho y él, que se levanta cada mañana con la ilusión del primer día, también da todo de sí para desarrollar, día a día su labor. Habla de su relación con la empresa como la que tiene uno con su familia. En realidad, lo es. Los telares han sido su vida y, gracias a sus nociones de electrónica, Paco pudo ayudar a León Felipe, ahora jubilado, a sacar adelante sus propias maquinarias. "Íbamos a ferias industriales de última tecnología y pensábamos, ´esto tan caro...nosotros lo hacemos en casa´". Quizás es ese carácter único lo que provoca que el material que fabrican en una nave de Puçol lo sea también. Sin embargo, cuando Paco se jubile, no habrá nadie en la empresa que releve al trabajador y sepa utilizar estas herramientas tan únicas y antiguas. El futuro es incierto. "No sabemos qué haremos cuando Paco deje de trabajar, si sigue la demanda supongo que continuaremos fabricando el producto", apunta Mariam Felipe.

Para ello, necesitarán contratar a alguien que aprenda la técnica y se familiarice con las máquinas, únicas en el mundo por su origen casero. "El día de mañana si contratan a alguien, le enseñaré como mi aprendiz", detalla Paco. Los telares siguen su ritmo, "Trac, trac, trac..."y él expone su trabajo con una pasión difícil de explicar con palabras. Describe los sonidos, las rutinas... lo hace sonriendo.

Y mientras sea así, ojalá que las máquinas tarden mucho tiempo en dejar de sonar.

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