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Las dos piezas de la maquinaria de Chocolates Valero en la rotonda del Castell. | V. RUIZ SANCHO

Dos máquinas de chocolate para la entrada de Burjassot

Se trata de dos antiguos aparatos del obrador de Chocolates Valero

Por su aspecto y colocación, bien podrían pasar por un par de esculturas y, en cierto modo, ya lo son. Una de las glorietas de entrada y salida de Burjassot, la situada entre la plaza San Juan de Ribera y la calle Valencia, dispone de un nuevo elemento que completa y ameniza el paisaje urbano. En el jardín de la rotonda del Castell, la Brigada Municipal de Obras ha terminado de instalar dos piezas de la maquinaria del histórico obrador de Chocolates Valero.

En el pueblo todavía se recuerda el antiguo taller artesanal y tienda de la seductora pasta de cacao y azúcar, que se fundó a inicios de los años 40 del siglo XX –tiempos de posguerra–, por la cantidad de meriendas que llegó a endulzar durante décadas. Hasta los años 80, no pocos vecinos aún acudían a casa Valero –ubicada en la céntrica calle del Tranvía– para adquirir cilíndricos ‘bollets’ y paquetes de medio kilo de chocolate en polvo, entre otras delicias para el paladar. No tardaría en cerrar un establecimiento tan ligado a la historia reciente del comercio en la Ciudad de los Silos.

Hace unos meses la familia Valero donó el legado del obrador de chocolate –maquinaria, moldes, documentación y objetos en general– al Ayuntamiento de Burjassot y este, a través de la Concejalía de Patrimonio y Turismo, se comprometió a exponer en un futuro próximo esta herencia para que la ciudadanía pudiera «viajar en el tiempo». De momento, dos esculturales máquinas de Chocolates Valero lucen en una de las puertas de la ciudad.

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