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Un equipo de dos velocidades

La habitual ristra de felaciones mediáticas que acompañan a cualquier actuación del trío atacante del Barcelona tendrá que esperar, al menos hasta el siguiente partido. Por muy motivadas que estén las loas permanentes al frente compuesto por Messi, Neymar y Suárez, los aficionados no pertenecientes al duopolio imperante hacemos lo posible por escapar de la vorágine mediática que acompaña a estos megaconjuntos y sus megaestrellas. Porque para los que venimos de la otra liga la competición entre la «MSN» y la «BBC» nos parece lo que es: una batalla de etiquetas periodísticas pueriles y vacías.

El partido de ayer entre culés y granotes fue un choque entre extremos. Primero ante el colista de la liga. A priori, un partido para asegurar el pleno al quince. Finalmente los de Luis Enrique no fallaron, y como era previsible, sumaron tres puntos más en su casillero.

Una lectura simplista se limitaría al conteo de puntos. Sin embargo, el Levante puso contra las cuerdas al líder, siendo superior en amplias fases del partido, y consolidando una línea ascendente de juego. Manolo Salvador ha hecho los deberes (más vale tarde, que nunca) y las incorporaciones invernales amplían las posibilidades del entrenador para mejorar un once inicial con posibilidades de conseguir la remontada, y mantener al equipo un año más en Primera División.

A falta de comprobar la aportación de los Orban, Medjani y Verdú, una cosa parece clara: este equipo funciona a dos velocidades.

La parcela ofensiva ha ganado en ritmo, efectividad y clarividencia. A pesar de que físicamente sigue sin estar al 100 %, Rossi mantiene detalles de jugador galáctico. Su llegada ha conseguido cerrar la brecha entre los mediocampistas y Deyverson, conectando las piezas de un puzle que parecía no tener solución. El otro gran protagonista es Morales. Tras un par de meses en los que estuvo desaparecido, «el Comandante» ha vuelto. Sin lugar a dudas el jugador más en forma en plantilla.

El equilibrio defensa-ataque lo aportan Verza „recuperado para la causa„ y un estelar Lerma, llamado a cosas mucho más grandes en el mundo del fútbol. Un descubrimiento sobresaliente de la dirección deportiva.

La parcela defensiva es donde siguen focalizados los problemas. La aportación de Toño e Iván López en ataque continua sin compensar sus imperdonables lagunas defensivas. Poco ayuda la pareja de zagueros Feddal-Navarro, con enormes dificultades para ejecutar las labores de inicio del juego.

Más preocupante aún es el caso de Mauricio Cuero. Quitando algún destello esporádico, el fichaje más caro de la historia del Levante UD está lejos de ser un jugador determinante. Actuaciones como la de ayer hacen dudar de su aptitud para incluso entrar una convocatoria actualmente. Algo parecido ocurre con Nabil Ghilas. Sólo una visión microscópica (o simplemente, distorsionada) permite concluir que el argelino aporta algo en este momento.

El reto de Rubi reside en improvisar un nuevo bloque que sea competitivo y fiero. Con el capítulo de incorporaciones concluido, es el momento de seleccionar quiénes son los elegidos para luchar hasta el último aliento.

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