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De tú a tú

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Podría ser que el Barça sufriera una de sus periódicas pájaras, porque Piqué anda pensando en tenis y Messi en Argentina, o quién sabe por qué. Y podría ser que sucediera en Orriols, hoy. Y que el Llevant jugara 90 minutos como los 45 primeros en Anoeta. Y que ganara de nuevo, como en los dos cursos anteriores, con aquel 5-4 en Liga, que no olvidaremos ni en 110 años más, y con el 2-1 en Copa, que mereció ser mucho más amplio.

Intensidad y presión. Los levantinos saltarán al césped con un extra de motivación, seguro. Aún así, podría el Barça arrollar al Llevant y endosarle un 0-5, como el año pasado, por engañoso que fuera, y que, pese a ello, la hinchada granota saliera satisfecha del Ciutat, porque su equipo se ha vaciado, ha sido ambicioso, ha luchado cada balón, ha estado intenso y concienzudo en defensa y en la presión, ha sabido controlar el tempo del partido, ha tenido fe.

Cuchillo entre los dientes. Los de hoy, pese a la magnitud del rival, son tres puntos más en la carrera hacia los 42, como ante cualquiera, pero sobre todo puede y debe ser la confirmación de que en el vestuario se ha asumido que la actitud es esencial para conseguir los objetivos, esté quien esté enfrente. No es por poner la tirita antes de la herida, pero que nuestros futbolistas no se dejen deslumbrar, por humano que sea, ante el brillo que irradia el Barça. Cuesta olvidar el cuchillo entre los dientes de aquel Llevant que le puso las peras al cuarto al Madrid de Mourinho, dejándose la admiración en la caseta. Este aspecto es esencial y parte del secreto para poder dar la campanada.

Piernas frescas. No habrá cambios respecto al once de Anoeta. Si acaso Cabaco por Postigo o Roger por Mayoral, pero el dibujo táctico será idéntico. Por el óptimo rendimiento, pero sobre todo porque es un once jugón que puede, si tiene el día, plantar cara sin autobús bajo palos. El Llevant buscará un fútbol combinativo y vertical, pero si el partido se pusiera de cara, como en Donostia, hay un margen de mejora con el marcador a favor: ser más conservador, oxigenar el once antes de los calambres. La posibilidad de victoria pasa por mantener la intensidad y la concentración desde el minuto uno hasta el 95. Lo uno y lo otro exigen piernas frescas.

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