Ningún guion, después del apoteósico empate contra el Atlético de Madrid, escribió una nueva catástrofe del Levante, pero los de Pereira le dieron un giro dramático perdiendo la oportunidad de dar un golpe autoritario encima de la guerra por no descender. Fue el día, el momento, el lugar e incluso el rival, debido a la poca separación entre ambos conjuntos en la clasificación al inicio del encuentro, pero la distancia ya es mayor, al igual que el pesimismo. Las tablas ante los del Cholo Simeone solo fue un espejismo. El drama continúa, la depresión aumenta y el miedo crece. 

Sin embargo, la entrada del Levante en el encuentro, pese a que se vio impulsada por el ímpetu que supone la urgencia de escalar posiciones en la clasificación, se vio trastocada en pleno tanteo de pulsaciones entre ambos equipos. Germán, sin oposición después de que Vezo se desentendiera de la marca, remató, casi sin despeinarse, un balón proyectado desde la esquina por Rochina que acabó en la red (0-1). Fue el peor arranque posible para un equipo que, más en términos emocionales que por superioridad, no desfalleció. 

Pese a ello, el Granada fue quien llevó la batuta, el que arrinconó a los de Pereira y puso las cartas encima de la mesa, en unos primeros cuarenta y cinco minutos en los que Molina tuvo la más clara en clave nazarí.  El ‘23’, desde la media luna del área, remató de volea un rechace al que Aitor se estiró de manera felina, recordando al portero que maravilló en su irrupción en la élite. No obstante, Luis Suárez, en modo cazador e instantes más tarde, cazó un error flagrante de Clerc, el enésimo del Levante en la presente campaña. Cedió para su guardameta y el ‘7’ del Granada, astuto, supo el pie para superar al meta vasco (0-2). 

Soldado, inventor de la más peligrosa de los de Pereira tras, solo ante Maximiano, cruzar un esférico que se fue lamiendo el palo, protagonizó la acción que dio unas esperanzas para recortar diferencias que Sánchez Martínez tumbó a través del VAR. A falta de pocos minutos para la conclusión de la primera mitad, Quini derribó al punta valenciano cuando fue a recoger un balón muerto en el área pequeña, que se quedó sin dueño después de que Maximiano le negase el gol a Duarte, pero el ‘16’, por centímetros, actuó en la acción posición ilegal. 

Grave error de Campaña para sentenciar

El descalabro del primer asalto quiso solucionar Pereira dándole una vuelta a su dibujo y metiendo tres hombres sobre el verde. El Levante tiró del carro mediante cualquier camino, fiel a su mentalidad de ser verticales, pero Bardhi fue el que más insistió. Además de un De Frutos que gozó de dos buenas ocasiones, el ‘10’ tuvo las más claras. Lo intentó llegando desde atrás, con un disparo a media distancia y picándosela a Maximiano para que la defensa nazarí le privase del gol sobre la línea, pero no fue el día de nadie. Tampoco de Campaña, quien, tras reaparecer de lesión, dio un mal pase que interceptó Antonio Puertas para encargarse de pisotear la moral levantinista con una acción individual que terminó en gol (0-3).

Orriols, volcado y entregado en los momentos en los que los granotas le dieron argumentos, y hostil cuando no recibió motivos de los que enorgullecerse, desalojó, avergonzado, su parroquia tras sufrir un nuevo revés de autoestima, cansado de ver a su equipo tropezando con la misma piedra y traumatizado al sentir que el rumbo sigue inalterable. La crisis, pese al esperanzador empate frente al Atlético de Madrid, vuelve a instaurarse en el Ciutat de València.