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Dieciocho años descifrando "les pesqueres"

Iniciativa

Dieciocho años descifrando "les pesqueres"

Los fotógrafos Jake Abbott y Felipe Escolano, que se han descolgado por los acantilados con los pescadores, sacan a la luz imágenes inéditas

Fue en 2001 cuando Jake Abbott y Felipe Escolano empezaron a tocar a las puertas de las casas del Poble Nou de Benitatxell. Buscaban a los encesers, que es como se conoce en este pueblo a esos labradores que se pasaban el día trabajando la tierra y, al caer la noche, se jugaban la vida y se descolgaban por el acantilado hasta el saliente de roca o el canyís desde el que pescaban hasta las 3 o las 4 de la madrugada.

«Y nos abrieron la puerta de su casa y también la puerta de su mundo», recordó ayer Abbott en la inauguración de Nits de tinta, la exposición que muestra imágenes ya conocidas de les pesqueres y un puñado de fotografías inéditas. La de Pep Sopa, uno de los últimos valientes que sigue bajando a la pesquera, asomado al acantilado de la Granadella, lo explica todo. Da vértigo. El paisaje es grandioso. Colosal. Y eso que esta instantánea se tomó al poco del incendio que arrasó todo este litoral.

La Casa del Cable de Xàbia acoge esta muestra que amplía el foco respecto a otras precedentes. Abbott y Escolano siguen explorando esa geografía imposible de les pesqueres. Su brújula es, además de los testimonios de los encesers, la obra Nits i peixos a les pesqueres de cingle, de Miquel Almenara, Antoni Barber e Ismael Guardiola. Es la enciclopedia. Contiene todo lo que hay que saber sobre este arte de pesca único de la Marina Alta.

La exposición, financiada por la conselleria de Cultura, muestra casi 80 fotografías de Abbott y Escolano. Hay 20 retratos de encesers. Pero los fotógrafos todavía han tenido que dejar fuera una veintena de imágenes. La Casa del Cable no daba para más.

Jake Abbott explicó ayer que el proyecto es más amplio y que ahora están intentando que los ayuntamientos de la Marina se involucren para publicar el libro Nits de tinta, que incluirá instantáneas de las mujeres de estos pescadores del acantilado. Ellas arrostraron la soledad y la incertidumbre. No sabían si sus maridos volverían a casa o darían un mal paso en el inhóspito litoral. Mientras, Escolano ha grabado muchas horas de video y, de hecho, el proyecto se completaría con un documental.

Jake y Felipe se lanzaron a la pesquera hace 18 años. La tecnología de la fotografía ha cambiado muchísimo. Antes revelaban. Ahora todo es digital. Pero lo que sigue igual es la realidad rudimentaria de las cuerdas, las precarias escaleras de madera o el canyís. Es como tiene que ser. El hombre se enfrenta al acantilado con humildad. Con el respeto de quien sabe que no es nada ante la imponente naturaleza.

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