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Más de 12.000 personas disfrutan del "Feslalí, Alcalalí en flor"

El festival se marca tres ambiciosos retos para el próximo año: garantizar la viabilidad del cultivo del almendro, poner fin al abandono de los campos y convertir en oportunidad la crisis de la Xylella Fastidiosa

Más de 12.000 personas disfrutan del "Feslalí, Alcalalí en flor"

La quinta edición del "Feslalí, Alcalalí en flor", el festival que aprovecha la bella floración de los almendros, ha seducido al público. Más de 12.000 personas han pasado por Alcalalí. La iniciativa, que echó a andar en noviembre de 2015, cuando se publicó la estrategia "Alcalalí en flor", funciona. Pero sus organizadores (el ayuntamiento, pero con la complicidad de agricultores, hosteleros y vecinos) son tremendamente ambiciosos. Ya plantean retos para la próxima edición. Son garantizar la viabilidad del cultivo del almendro, poner fin al abandono de los campos y convertir en oportunidad la crisis de la Xylella Fastidiosa.

El "Feslalí" nació con el objetivo de dinamizar la economía del municipio y crear oportunidades en la producción y comercialización de la almendra. Apostaba a un valor seguro, el saber hacer de los agricultores locales.

La fórmula era sacar partido a las facetas turística y cultural de la agricultura. Se implicó todo el pueblo.

El "Feslalí" no rehúye los problemas. El ayuntamiento hace balance de esta edición y es consciente de la difícil situación de una agricultura enfrentada al abandono de tierras, al minifundismo y a la reparcelación. Todo esto dispara los costes de producción. Además, la actividad en el campo es complementaria y los vecinos la ejercen a tiempo parcial. Carece de relevo generación.

Si la situación ya era compleja, hace un par de años llegó el imprevisto terrible de la plaga de la Xylella Fastidiosa y el agresivo plan de erradicación (arrancar almendros) por el que apostó en un primer momento la conselleria de Agricultura. Alcalalí cuenta con una superficie rústica de 534 hectáreas. El área total de erradicación es de 122. Un desastre.

El festival de los almendros en flor ha luchado contra todo esto y ha logrado subir la autoestima del pueblo y de los agricultores. Animó a los labradores a que se lanzaran al mercado de la almendra sin intermediarios. Estos crearon la SAT Llauradors d'Alcalalí, formada por 11 agricultores y que comercializa la almendra y también ha lanzado una exquisita leche de almendra totalmente natural.

Para este año hay nuevos proyectos. El "Feslalí" tiene una enorme visibilidad como festival. Pero es mucho más. Este año está previsto abrir un obrador municipal de uso compartido para la obtención de almendras peladas. Es un proyecto de innovación social. Apoya a la agricultura y combate el abandono de los campos. Además, el ayuntamiento quiere revertir esa tendencia de que se reduzca la superficie de cultivo del almedro. Reactivará estos cultivos. Lo hará con un proyecto piloto en parcelas acotadas. Luego se plantarán nuevos almendros en los terrenos rústicos.

Otro pilar es el turismo. Alcalalí gana peso como destino de interior. La almedra está dando lugar a una gastronomía diferenciada y de gran calidad. Es un potente reclamo para los turistas. En esta edición, el "cuina amb ametla" ha vuelto a seducir a profesionales de gran prestigio. Pep Romany, del Pont Sec de Dénia, y Óscar Palacio, maestro heladero de Pedreguer (en la imagen), han demostrado que este producto es un tesoro culinario.

Mientras, las rutas senderistas también han funcionado muy bien. Es otro valor turístico en alza. Alcalalí tiene un entorno natural de gran belleza.

Así las cosas, el "Feslalí" ya empieza a perfilar su próxima y ambiciosa edición. Mientras tanto, el proyecto sigue dando frutos y sembrando esperanza para el sector agrícola.

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