La joven fue traslada a las dependencias de la Policía Nacional donde pasó la noche en el calabozo hasta que ha pasado a disposición judicial.
Los hechos ocurrían esta semana cuando los agentes recibían una llamada del padre de la joven alertando de que su hija se había encerrado en la cocina, tras una discusión familiar. La joven había apuntalado la puerta con la nevera impidiendo el acceso a la misma.
Arañazos en las manos
Tras el aviso del padre, los agentes de la sección de Tráfico acudían al domicilio donde pudieron corroborar que una discusión entre madre e hija había acabado con agresiones a la progenitora, quien presentaba arañazos y rojeces en manos y brazos. Según los agentes, la madre sufrió varios empujones y golpes a manos de su hija, aunque no quiso denunciar los hechos y restó importancia al asunto. Pese a los intentos de los padres por calmar a su hija, solo la intervención de la Policía pudo conseguirlo.
Al final, la joven reconoció que había «empujado y zarandeado» a su madre, quien sufre una importante enfermedad degenerativa.
La Policía Local desconoce si esta agresión constituye un hecho aislado, aunque según algunos indicios todo apunta a la madre haya podido sufrir algún que otro episodio de violencia similar.
La madre y la hija viven solas desde hace algún tiempo en un barrio del Port de Sagunt después de la separación de sus progenitores.