Pasión por la historia, la poesía y el valenciano. Todo esto, unido a un tesón sin límites, llevó a Santiago Bru i Vidal a convertirse, de forma discreta, en todo un referente de trabajo constante y riguroso para arrojar luz sobre el pasado, dignificar el valenciano y tender puentes entre sectores que parecían irreconciliables. Premi de les Lletres Valencianes en el año 2000 e hijo predilecto de Sagunt desde 1988, Bru i Vidal es sin duda el intelectual saguntino de más peso de la posguerra, con una implicación cultural que trascendió lo local y a su condición de cronista oficial tanto de València como de Sagunt. Consciente de ello, el ayuntamiento de su ciudad natal va a dedicar todo un año a reivindicar y divulgar su figura con motivo del centenario de su nacimiento.

Fue un 29 de julio como hoy, de 1921, cuando nació el que con el tiempo sería un destacado humanista en sentido amplio, autor de numerosos libros sobre la historia de València y Sagunt, miles de artículos y una obra poética que firmaba como Jaume Bru i Vidal; una producción donde el valenciano tuvo un papel muy presente.

Activo desde bien joven, estudió Magisterio y llegó a ser doctor en Filosofía y Letras en 1957 mientras participaba en la dinamización social y cultural a través de vías muy diferentes: Poeta y miembro del Grupo Torre, puntal del valencianismo cultural, también fue cronista oficial de Sagunt desde 1952 e integrante de la ‘Penya Esvaradora’, un grupo que emitía un programa semanal de radio en valenciano en Sagunt de tono desenfadado y humorístico.

Además de ejercer de profesor en distintos centros, fue técnico en el servicio de investigación Prehistórica de la diputación mientras sacaba tiempo para dirigir el boletín municipal ‘Sagunto’ y seguir escribiendo libros de historia e infinidad de artículos en revistas y periódicos, muchos de ellos en valenciano. A ello sumó su trabajo como Inspector Jefe de Archivos, Bibliotecas, Museos y Monumentos de València en 1975, poco después de ser nombrado cronista oficial del ‘cap i casal’ y cuando ya era miembro desde hacía tiempo de Lo Rat Penat y de dos prestigiosas instituciones: La Real Academia de la Historia de Madrid desde 1966 y la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos a partir de 1970.

Esa vinculación con las letras nunca la eliminó a nivel laboral, pues llegó a ser jefe del Servicio Municipal del Patrimonio Histórico y Cultural de València hasta que se jubiló en 1986, siempre sin dejar de cultivar sus otras facetas pues asumió diversos cargos entre los Cronistas Oficiales del Reino de Valencia, fue integrante de la Real Academia de Cultura Valenciana e incluso presidente del Centre d’Estudis del Camp de Morvedre.

Un año de actividades

«Es un intelectual de peso. Por eso queremos dedicarle un año de actividades para dar a conocer su vida, su obra y su archivo personal, que nos cedió su familia en 2001», adelantaba a Levante-EMV la edil de Cultura de Sagunt, Asun Moll, pues la intención municipal es dar a conocer toda la programación el próximo otoño.

Lo que sí es seguro es que en estos actos no faltarán actividades entorno a la ruta literaria que el autor tiene señalizada en Sagunt desde 2017 por lugares representativos e incluso citados en sus poemas. Se trata de un itinerario planificado por la profesora Olga Gargallo, con códigos QR que permiten aproximarse a ese prolífico Brú i Vidal; un hombre que fue «profeta» en su tierra y no solo fue admirado por los poetas saguntinos. También recibió un inolvidable homenaje en vida que incluyó la rotulación de una importante vía con su nombre y la publicación por parte de Caixa Sagunt de sus obras completas; todo un respaldo a ese intelectual discreto que falleció en noviembre del año 2000 y da nombre al Premi de Poesia Ciutat de Sagunt, pero con su firma de poeta: Jaume Bru i Vidal.

Intimidad con Joan Fuster hasta en forma de cuadro

La poesía de Bru i Vidal está enraizada en la generación valenciana de 1950 y la editorial Torre. De ahí, llegó a ser amigo íntimo de Joan Fuster y cultivó una relación epistolar revelada por Juan Antonio Millón en el monográfico que la revista Abalorio dedicó a Bru i Vidal en 1999, con una original portada: El cuadro que Fuster pintó, le regaló por su boda y conserva la familia del autor saguntino.