Menos de media hora llevará al visitante acercarse a Carlet desde València. Fácilmente comunicado, el municipio ha logrado mantener una esencia propia, un ADN muy reconocible porque se mantiene muy pegado a la tierra. La agricultura y su ciclo anual siguen marcando las horas del reloj colectivo y de su vitalidad. La principal apuesta, el caqui, ha tenido su época de esplendor, pero ha generado un peligroso monocultivo que empieza a dar algunas señales de debilidad.
Nadie escapa a su historia. Y esta es la de la pujanza agrícola, que escribió las mejores páginas. Aunque germinó una estructura industrial a principios de siglo, existe una doble consideración de ciudad, orgullo de patria chica, que tiene sus raíces en el cultivo de la tierra. Un momento, oficial, hace un siglo y un segundo, más reciente, cuando se bautizó a sí misma como ‘ciudad del caqui’, emblema visible.
Con 15.000 habitantes, el censo solo ha cambiado en varios centenares de nuevos residentes y permanece casi inalterado desde hace más de tres décadas. Hay un alma que pervive. Y queda por explicar que el gran salto económico, social y cultural de Carlet está en los años 20 del siglo pasado. El hito más formidable fue la creación de una entidad financiera propia, la caja de ahorros, desaparecida víctima de intereses políticos y partidistas, sobre los que aún se ha escrito poco. Su obra facilitó una mejora de infraestructuras públicas como nunca antes se había conocido. De ella surgió el suministro de agua potable, desde els Pinets, o la creación de un colegio público, conocido como parque escolar Juan Vicente Mora, totalmente novedoso para la época. Un espacio en consonancia con planteamientos pedagógicos progresistas y de la escuela laica que tuvieron un arraigo considerable en Carlet. «Mens sana in corpore sano», tuvo como impronta.
Aquella actividad social, económica y cultural, desplegó una arquitectura interesante, de esencia modernista, que merece una ruta y en la que tiene gran incidencia el arquitecto Francisco Mora Berenguer. Es el mismo que realiza actuaciones en València -ensanche, Viveros, el inicio del paseo de València al Mar- y que deja en Carlet, donde tiene el vínculo familiar de su hermano que preside la Caja de Ahorros, tres de los grandes edificios que aún perviven: la estación, el edificio del Mercat y el Parque Escolar. Este último, junto a una gran avenida, que sigue manteniendo su vitalidad como espacio de encuentro; como la Alameda, el antiguo malecón modernizado, que se erige ahora como gran arteria colectiva.