Solo por transitar la carretera que lleva a Millares, el viaje ha valido la pena. Buñol, Alborache, Macastre, Dos Aguas, el embalse de la Forata, el del Naranjero, el río Júcar, la inmensidad de las montañas y sentir que a tan solo una hora y media de València, se ha llegado a otro país. Algo así es el aterrizaje a Millares, un pequeño municipio de La Canal de Navarrés al que vale la pena visitar a juzgar por lo transitada que está la carretera por motoristas y ciclistas. El paraje natural donde se ubica es excepcional y ha sido precisamente la orografía la razón por la que todavía se mantiene casi original. Por eso, los elementos turísticos que se encuentran en su término municipal tienen aún más valor si cabe, ya que Millares alberga uno de los mayores centros de arte levantino en el neolítico de la península ibérica. Hasta aquí llegaron los primeros hombres y mujeres y aquí se asentaron.

El Castillet de Millares. Perales Iborra.

Diferentes rutas y sendas discurren por Millares recorriendo todos los elementos turísticos más destacados. Las hay oficiales (PR-CV) y no oficiales, pero bien señalizadas, para ir en una u en otra dirección.

Dos técnicos comprueban las pinturas rupestres del abrigo de Roser. L-EMV

Cualquiera de las elegidas debería llevar a alguna de las cuevas y abrigos que aún conservan pinturas rupestres y que la arqueóloga y doctora en Historia oriunda de Millares, Trini Martínez Rubio, recopiló en el libro ‘Arte Rupestre Neolítico en Millares’. Uno de ellos, el abrigo de los Chorradores, dentro del Barranco del Nacimiento, se encuentra una escena de recolección de miel donde una figura humana, con un capazo en la cabeza, trepa sujeta a una cuerda seguida por no menos de diez abejas. Todo ello plasmado con las primitivas pinturas del Neolítico que se dejan ver en el Ceñajo del Tía, con un arquero a la carrera, o en los abrigos de Encarna Rubio I y II, donde aparecen zigzags dibujados o el abrigo de Roser, donde aparecen más dibujos esquematizados.

La naturaleza es un elemento indispensa- ble de Millares. En la imagen, inicio de la ruta hacia el Chorrador del Bosque. P.Iborra

Además de visitar las pinturas en cada uno de los recovecos donde fueron dibujadas, la colección museográfica de José Martínez Royo es un espacio expositivo y permanente que permite acercarse al legado arqueológico de MIllares. Se pueden encontrar piezas únicas del periodo Cretácico que domina en la zona, y en recorrido por la historia del arte rupestre Levantino y Esquemático que son tan abundantes en el municipio. Pero no es lo único: la presencia del agua determina la configuración de Millares y resulta indispensable visitar la cascada de El Bosque, más conocida como el Monstruo de Millares.

Fuente de Las Donas, junto al pueblo. L-EMV

Para llegar a ella debe seguirse la ruta del Barranco del Nacimiento, un itinerario declarado de Interés Turístico Local en 2019 y que discurre pegado al barranco desde la Fuente de las Donas, junto al pueblo, hasta el mismo salto de agua al que se apodó como «monstruo» por cómo ruge cuando lleva mucho caudal. Se trata de una pequeña cascada de más de 60 metros de altura con una pequeña charca que permite el baño durante el verano. El acceso no es fácil, aunque tampoco demasiado complicado, a través de la senda de Sansón, que requiere de precaución durante el descenso.

Generaciones de historia En Millares

La visita al ‘Castillet’ también es fundamental en esta localidad. Su origen se remonta a la dominación musulmana de la península y su uso está datado durante el periodo de Sharq Al-Andalus, antes de la conquista de Jaume I, entre los siglos XII y XIII. Así lo confirman las cerámicas encontradas en las sucesivas campañas de excavación arqueológica que se han llevado a cabo. El castro vigila el Júcar junto a otras dos fortalezas islámicas: el Corraliquio l’Antón y el castillo integrado en el entramado urbano del pueblo.

Un paseo monumental por Millares

Además de naturaleza, el propio casco urbano de Millares bien merece un paseo. Su fundación es árabe y funcionó como frontera entre las taifas de Xàtiva y València, con el río Xúquer como eje principal. De hecho, el agua es un elemento vertebrador del municipio, con el lavadero municipal o ‘El Clot’ y la Fuente del Hinchidor como máximos exponentes.

Además, todavía se encuentran restos de muralla. En concreto, en la calle Castillet, donde se ve la pequeña fortificación situada en lo más alto de la ciudad. También es visitable el Castillo del Corral Antón, una fortaleza que controlaba el camino que bordeaba el río. Otros elementos, como el cárcavo, el palacio del señor territorial o la Iglesia Parroquial de la Transfiguración del Señor son otros tres enclaves que se recomienda visitar en Millares.