Cuando uno era fumador siempre tiraba (a la papelera) el precinto de celofán de los paquetes de tabaco. Y siempre había alguien cerca que decía: «¡No lo tires, que si juntas un kilo te dan una silla de ruedas!» Uno nunca sabe cuándo necesitará una silla de ruedas pero entonces no se planteaba el caso, y tendía a creer que aquello era un bulo, una mentira hecha verdad después de verse mil veces repetida. Hoy cabe la duda. La pequeña Aitana, de 11 años, y de Zaragoza, será operada en Boston de una grave cardiopatía y una parte del coste se pagará con los tapones de plástico que millones de personas han guardado celosamente y entregado para su aprovechamiento. Sin embargo, tras esa buena y aparentemente verdadera noticia surgen nuevas preguntas. ¿En un país con una sanidad de excelencia no hay quien opere una cardiopatía infantil? Si la operación se paga en parte con los tapones... ¿ese importe se descuenta de la factura que habrá de pagar la sanidad española a Boston? Uno no sabe ya si creer.