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Cuestión de sensatez

Escuchando hablar a José Miguel Viñas sobre la historia del clima de la Tierra en el marco del IX Seminario en Historia y Clima, que organiza la Universidad de Alicante, uno se da cuenta de que la transmisión de esta cuestión a la sociedad se puede –y se debe– hacer desde la sensatez y el rigor de un discurso científico bien documentado, sin que el mensaje pierda un ápice de su importancia. No es necesario, pues, el mensaje catastrofista. No sirve. Es contraproducente. Tenemos, es cierto, un problema serio: la actitud prepotente del ser humano sobre la naturaleza nos ha llevado a pensar que el medio físico debe estar a nuestra disposición, a nuestro antojo. Y que podemos maltratarlo, machacarlo, contaminarlo en aras a un mal entendido progreso colectivo. Pero es mejor transmitir este mensaje desde la verdad. No es necesario exagerar. Máxime porque cuando situamos el cambio climático actual en el contexto histórico nos damos cuenta de que la reciente fluctuación que estamos viviendo es un episodio –de momento– mínimo en la evolución del clima terrestre. En efecto, nuestro clima ha conocido fases de calentamiento mucho mayores que la actual y fases frías realmente duras. El calentamiento climático actual nos preocupa –y nos debe ocupar– porque nos afecta a nosotros y no queremos más sobresaltos en nuestra vida cotidiana. Si hacemos los deberes desde ya, sus efectos se minimizarán. Si no lo hacemos, no podemos esperar nada bueno. Es una cuestión de respeto a la naturaleza, a nuestro medio físico, y de adaptación prudente y sensata a los efectos inciertos e inquietantes de una atmósfera más cálida.

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