Hace un par de meses, aproximadamente, Levante-EMV dio cuenta de que se iba de Valencia la documentación del Teatro Ruzafa, un histórico local valenciano que a lo largo de más de un siglo fue centro de asistencia „tarde y noche, todos los días del año„. La razón de que se perdiera ese valioso archivo es la desaparición del Centro de Documentación Teatral, por lo que su riqueza coleccionada revertirá a la familia Culla, que fue la última „y durante muchísimas décadas„ hasta su demolición.

Fundado al comienzo de la segunda mitad del siglo XIX (en 1868) fue durante diez décadas largas el centro de los espectadores valencianos, que allí pudieron ver los más diversos géneros teatrales musicales, desde la zarzuela, la revista „lo más frecuente hasta el final„ e incluso en ocasiones alguna ópera, así como espectáculos de «varietés» (entonces dominaba más el vocabulario injertado del francés que el actual del inglés).

Fue algo importante, eso que los cursis decimos «emblemático», de la Valencia de esa época, y son históricas las colas que se formaban en el hoy paseo de Ruzafa „mucho tiempo calle de Calvo Sotelo„, muy cerca de otras que aparecían en el otro local próximo, el Eslava, especializado en la comedia.

Cerró el Ruzafa al comienzo de la década de los setenta, ya en el siglo XX, y un buen día un joven, Jorge Culla, hijo de Rafael, éste el último empresario que regentó aquella sala, nos llamó personalmente para pedirnos que gestionáramos la posibilidad de hacer una exposición con el material histórico almacenado a lo largo de cien años del local.

Nos resultó un poco extraña la propuesta, pero nos dejó sorprendidos cuando nos mostró la riqueza histórica que conservaba. Desde la báscula para pesar a las personas que aparecía en el vestíbulo del teatro „eso era pura curiosidad„ hasta miles y miles de partituras, de carteles, de contratos, de fotografías, de instrumentos musicales y hasta piezas de vestuario. Aquello nos evocó nuestra juventud y las noches del Ruzafa, pues estaban presentes nombres tradicionales de la escena musical española; allí estaban, entre otros muchos, los de Celia Gámez, Queta Claver, Pepe Muñoz Román, Colsada, José Dolz, Alfonso del Real, Rafael Conde «El Titi», Juanito Navarro, Lina Morgan, Moreno Torroba, Zorí-Santos-Codeos, y un larguísimo etcétera de los miles y miles de cómicos, «vedettes», músicos y autores.

Nuestra extrañeza, que pensábamos que el popular Ruzafa no daba para tanto, se volvió interés por que aquella muestra pudiera llevarse a cabo. Y acudimos al entonces presidente de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad „aún no era Bancaja y menos aún Bankia„ a la sazón Marcelino Alamar, quien se mostró extrañado de que la colección de un teatro tan popular pudiera ser motivo para exponer en esa entidad. Pero cuando le explicamos los detalles del contenido de todo lo que se conservaba, que era la vida de un siglo de esta ciudad, lo entendió y lo aceptó complacido, y así pudimos, hace unos treinta años, presentar esa valiosa colección, que atrajo a muchos miles de valencianos que evocaron vivencias felices de los años en que vivieron del cerca lo que fue un atractivo escenario valenciano.

Todo ese material, suponemos, será devuelto a la familia. ¿Habrá entidad que sea capaz de recuperarlo para que pueda ser visto por los valencianos? Es un siglo de la vida de la ciudad.