El otro día asistí como público a una jornada del curso Meteorología, Riesgos, Comunicación y Sociedad de la sede de Orihuela de la Universidad de Alicante, organizado por Gómez Cantero y Canales Martínez. En él quedó patente el desencuentro entre los representantes de AEMET y las asociaciones de aficionados a la meteorología y la climatología. No era nada nuevo, pero en los últimos años del mandato anterior se habían ido produciendo interesantes acercamientos. El representante de AEMET, señor Lomas, dio una conferencia sobre la gestión de los avisos meteorológicos, que sólo recogía lo que ya aparece en la página web de la Agencia y que olvidaba todos esos anteriores acercamientos. Sabiendo además que entre el público eran mayoría los aficionados, los ignoro y se limitó a decir lo bien que funcionaba la Agencia. Es más, criticó la información meteorológica que no elaboraba AEMET, por su falta de rigor, y llegó a afirmar que las estaciones meteorológicas de Meteoclimatic eran "cutres" en comparación con las de AEMET (yo le pondría varios ejemplos de lo contrario) Nada de autocrítica, ni siquiera cuando se le hizo notar lo parco de su información meteorológica en la web o las inconsistencias territoriales y cronológicas de algunos de sus avisos. En ese contexto, la representante de los aficionados de ACAMET se limitó a pedir que esa relación se reiniciara, que los aficionados fueran los ojos de AEMET donde la misma no llegara. Indicó que la comunicación sería llevada a cabo por representantes cualificados de las asociaciones. El señor Lomas ninguneo a estas asociaciones diciendo que no entendía bien su enfado, que no sabía qué querían exactamente y lo peor es cuando dijo que tenía «cariño» a los aficionados. Claro, es como si una persona con la que quieres una relación seria te dice que te tiene cariño, es decir, que no te toma en serio. No entienden o no quieren entender lo cualificados y organizados que están muchos de estos mal llamados aficionados y la función esencial que sus asociaciones podrían acometer en estos tiempos de recortes. Allá ellos, pero todos saldremos perdiendo.

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