Lo más importante de la actual hipótesis de cambio climático por efecto invernadero de causa antrópica es la progresiva confirmación de la modificación del balance energético planetario. Si cambia el balance energético, esto es, el sistema de entradas y salidas de energía calorífica que mueve la maquinaria atmosférica terrestre, entonces el clima cambia. Y todo apunta a que esto está siendo así. Ya en el 4º Informe del Panel del Cambio Climático (IPCC) se incluía un esquema con la alteración que estaba experimentando el balance energético debido a diferentes causas que originan un forzamiento de radiación en el sistema. Unos elementos actúan a favor del calentamiento (emisiones de gases de efecto invernadero) y otros ocasionan enfriamiento (aerosoles). Todo ello se suman a la variabilidad propia, natural, del clima terrestre que tiene en el vapor de agua su principal gas de efecto invernadero. Pero si a ello se suma lo anterior asistimos a un cambio en el balance energético que origina cambios en los climas terrestres por la alteración introducida por el ser humano. Algunos investigadores ya han señalado que el Balance Energético de nuestro planeta estaría desajustado en 1 vatio por metro cuadrado, que es la unidad con la que se mide este proceso. El 5º Informe del IPCC, recientemente presentado, incluye un gráfico muy significativo donde se señala que la contribución al incremento térmico de la Tierra, entre 1951 y 2010, por parte de los gases de efecto invernadero supondría 0,5º C del total de los 0,65º C que habría subido la temperatura terrestre en ese período. Si esto es así, poco margen de duda queda.