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Semen de genios

Los mas viejos del lugar no lo hemos olvidado: allá por los setenta del pasado siglo a alguien se le ocurrió crear un banco de semen de personalidades distinguidas „no por su semen, por dios„ y de premios Nobel. Paralelamente, me parece recordar que hubo otro banco similar de figuras del atletismo, no sé si para elegir susto o muerte o para hacer coctelería. El banco se cerró en 1995, por falta de demanda, y me entero ahora, gracias a las declaraciones a La Vanguardia del gran biólogo evolutivo, Francisco J. Ayala. La gente normal, lo sabe; pero los listillos nunca acaban de entender que la genética es una ruleta: una ruleta rusa, en concreto. A veces, la cosa sale bien y otras, te disparas en el pie.

Los nobeles suelen ser señores provectos que acumulan en su simiente varias mutaciones, lo que disminuye la posibilidad de engendrar un bebé sonrosado con los veinte deditos, lo único eterno son las cámaras de fotos soviéticas. Las adolescentes que suelen elegir a un novio alto, guapo y con frecuencia macarra y descerebrado, tienen más sentido que los banqueros de semen: apuestan por la fortaleza biológica „que siempre es un punto„ y por la hermosura, que abre puertas. A veces, las preñan. Si la especie dependiera de algo menos fuerte que el deseo feroz, nos hubiéramos extinguido hace tiempo.

Esto me recuerda que en la España de las Autonomías no todos los licores seminales tienen la misma graduación „como no podría ser de otro modo„ y que también en la izquierda hay periódicas tentaciones eugenésicas (ahora se habla de implantes y chips acoplados al cerebro, como si no bastaran los alambres correctores de los dientes, que te pueden rayar la carrocería). Parece que La Coruña tienen el mejor semen (incluso entre yonquis) y en Barcelona, el peor. Los gallegos son aficionados a psicodramas y ordalías, lo que descarga mucha tensión: será eso. Los catalanes, han de poner cara de emprenyament lo que, paradójicamente, disminuye las posibilidades de preñar. Sin contar lo malos que, para el éxito reproductivo, son la laboriosidad y el jansenismo.

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