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Bonig sigue a Oltra

La demoscopia contradice la fórmula de la relatividad, aunque justifica tendencias. Sirve para políticas pusilánimes que cotizan al alza en los mercados electorales. El PP es el valor más seguro en esa plaza, así que Isabel Bonig se ha lanzado a recuperar a sus antiguos votantes, incluidos ese 12% que se fue a Compromís en mayo. Si el histrionismo funcionó con Mònica Oltra, el original se vuelve más efectivo que la copia. La lideresa popular está sembrada, tanto que su simbiosis entre Rita Barberá y González Lizondo promete días de gloria. Que el presidente del Gobierno opte a la reelección le estorba un poco, porque el ciclón Ciudadanos va muy en serio, y se antoja complicado ahuyentarlo con flema gallega.

Los últimos sondeos internos del bipartidismo apuntan a que C's se va a merendar en Valencia al PP, situación que recogen también los estudios socialistas, que a su vez les dan un empate con Podemos. El partido empieza con Ciudadanos en primer lugar, PSPV y Podemos-Compromís empatados por la segunda posición y el PP cuarto. La campaña podrá corregir muy poca intención de voto, pero el reparto de escaños aparece muy reñido y la participación en las grandes poblaciones será decisiva. Nada nuevo, pues la circunscripción de Valencia mantiene un comportamiento electoral común a la media del CIS.

Ante este panorama, el valencianismo solo sirve para llenarse la boca, pero no mueve votantes en una sociedad que incluso alentó la venta de su club de fútbol más importante a un magnate de Singapur. Por tanto a las filiales locales de PP, C's, PSOE y Podemos les queda el papel de meros espectadores de una final de dobles, Rajoy-Rivera contra Sánchez-Iglesias. Sin embargo, Bonig es la única que puede destacar entre el público. Se juega más que nadie. Si gana la pareja de centro-derecha en Madrid, ella tendrá vía libre para ejecutar sus planes de oposición dura a Puig y renovación total de los populares valencianos. Si se imponen Sánchez-Iglesias también, pues nadie mejor para entrenar a los suyos a la contra. En cambio una victoria de Sánchez-Rivera la dejaría en fuera de juego, a ella y también a Puig y Oltra.

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