Sabes que nunca más volverá a tener 9 años, que crece muy deprisa y que cada vez queda menos para que esa niña que es, se convierta en un adulto y deje de jugar contigo. Ahora, pues, es el momento de cumplir tu parte con su educación tecnológica, es el reto que debes afrontar.

Hasta ahora has pasado bastante tiempo con ella (quizás nunca el suficiente) compartiendo momentos lúdicos, con y sin pantallas de por medio. Lo pasáis bien y habéis creado una relación de complicidad muy buena a través del juego. Las risas son una garantía de éxito, aunque también ha habido momentos para hacerle ver que, en ocasiones, el juego online la alteraba y sus emociones se disparaban sin control.

Aprendes a ser madre todos los días a su lado; siempre hay algo nuevo a lo que enfrentarse o un nuevo punto de vista aún no contemplado. Cada día supone un nuevo reto para estar a su altura y, muchas veces, para ir por delante para anticiparte en la prevención de nuevos riesgos, para sorprenderle con novedades, para descubrirle áreas aún no exploradas€

Y llega ese momento en que tomas una decisión importante en su vida: comprarle su primer móvil. Habías resistido a la presión de las modas, de las grandes operadoras y de los fabricantes. Incluso rebatías con aplomo cada vez que tu hija soltaba aquello de que «todas las niñas de mi clase lo tienen». Sabías que el momento se acercaba desde que te separaste. Su padre nunca puso las cosas fáciles, y cada vez se hacía más difícil poder hablar con tu princesa cuando pasaba el fin de semana lejos de tu lado.

Además, este verano, en el pueblo, ya tuviste que dejarle tu móvil viejo, sin internet, para cuando se iba sola a la piscina mientras tú estabas trabajando, y querías asegurarte que llegaba sana y salva. Nadie mejor que tú sabe que ya está preparada para entender los riesgos que se puede encontrar al otro lado de la pantalla, porque te aseguraste de hacerle entender que tus reglas eran las mismas reglas para las dos. Esto fue lo que le contaste antes de darle su primer smartphone:

„No uses para tu perfil ni tu verdadero nombre, ni el año de nacimiento, ni una foto tuya.

„No aceptes ninguna invitación por WhatsApp, Instagram o Facebook de nadie desconocido.

„No uses el móvil andando por la calle o bajando escaleras: siempre úsalo cuando estés quieta.

„El smartphone no se lleva al cole, salvo que sea imprescindible.

„Entre semana, si queda tiempo después de los deberes y de las obligaciones de la casa, 2 hors como máximo de uso. Úsalo principalmente para comunicarte con tus amigos, sobre todo en fin de semana.

„Deja de usarlo como mínimo 15 minutos antes de irte a dormir, para que no te altere el sueño.

„No lo uses como despertador. Por la noche lo dejarás en el salón.

„El PIN o el patrón de desbloqueo del móvil debo conocerlo para tomar el control de la situación en caso de problemas.

„La primera app a instalar será un buen antivirus.

„No puedes usarlo en el cuarto de baño.

„No puedes hacerte fotos tontas con arreglo a las normas de esta casa.

„Si alguien te molesta en una red social, me he asegurado de que sabes bloquearlos, y de que te comprometes a acudir a mí si siguen molestándote.

„El WhatsApp familiar para cuando no estemos juntas: en casa, móviles fuera de la mesa cuando comamos.

„Seguimos siendo madre e hija también en internet, por lo que ninguna de las dos diremos ni publicaremos nada que sepamos que no le va a gustar a la otra.