Desde el último episodio de lluvias generales que afectó a la Comunidad Valenciana el pasado 2 de noviembre del año pasado „en el que cayeron cerca de 250 mm en 24 horas en el observatorio de AVAMET en Sant Joan de Penyagolosa„ las lluvias han desaparecido casi por completo del panorama meteorológico. Desde aquel momento se han sucedido largos periodos anticiclónicos alternados con irrupciones en general cortas pero intensas de viento de poniente. Ambas situaciones resultan ser muy secas para el conjunto del territorio, aunque bien es cierto que en periodos de anticiclón y nieblas la criptoprecipitación asociada al rocío asegura un nivel de humedad para nuestros bosques que los mantiene en mejores condiciones de lo esperado. No obstante la sequía no es el único problema para nuestros montes y agricultura, las altas temperaturas también son un importante hándicap para la naturaleza.

Ya son 90 días los que han pasado sin apenas lluvia y los que aún quedan por pasar, a tenor de lo que se deduce de los modelos meteorológicos para los próximos días y semanas. Son malas noticias para la naturaleza, que con la sequía y las altas temperaturas también se resiente. Así por ejemplo la falta de frío en las laderas y cimas de nuestras montañas ha dado rienda suelta a la proliferación de la procesionaria, que junto con la plaga del Tomicus (o barrenillo) está afectando a extensas zonas de pino de nuestra zona, secándolos por completo. Y es que los datos de sequía son de auténtico récord, puesto que estas rachas secas tan largas son incluso impropias del periodo veraniego, donde en algún que otro momento salta alguna tormenta que rompe la racha. Desde el sector agrícola la preocupación también es importante, la falta de horas de frío durante este invierno es alarmante, de esta manera el árbol no cumple su ciclo de descanso invernal de forma satisfactoria, pudiendo incluso arrancar demasiado prematuramente el ciclo del nuevo año; exponiéndose a posibles heladas durante los meses de febrero o marzo. También resulta curioso como la floración de árboles como los almendros está arrancando este año desde zonas más altas hacia las más bajas, dejando bien a las claras que este año el frío solo está llegando de forma un poco más real en las zonas donde se produce el fenómeno de la inversión térmica.

Nuestro pequeño rincón del planeta a orillas del Mar Mediterráneo siempre ha tenido oscilaciones y ciclos más húmedos/secos -cálidos/fríos, pero siempre yendo „aparentemente„ bastante por libre respecto a las condiciones experimentadas en otros lugares, debido entre otras cosas a que nos encontramos a sotavento del viento dominante. No obstante, en los nuevos escenarios que se dibujan ahora en el contexto de cambio climático nos encontramos en una encrucijada. ¿Será este invierno, en el que el fenómeno el Niño ha sido fuerte y ha manifestado un calentamiento del planeta hasta valores récord, un anticipo de los que nos espera en las próximas décadas?