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Añoranza de Hiddink

Hay un aforismo extendido y tramposo que dice que la afición siempre tiene razón. Sin embargo, el PSV Eindhoven castigará a los indeseables que humillaron a las pordioseras de Madrid, un ejemplo ausente en los clubes españoles.

La detestable actitud de los hinchas holandeses con unas mendigas en la plaza Mayor de Madrid refleja una realidad futbolística habitual. Un clásico, donde los que se sienten poderosos ridiculizan hasta la humillación a los débiles. Esa escena, de manera metafórica, se repite en muchos aspectos cotidianos. Actitudes prepotentes en el ámbito laboral, familiar y entre amigos. Pero volviendo al balompié, preocupa el nulo avance hacia la educación y el juego limpio, sobre todo entre aficionados. La tendencia hacia la violencia se ha trasladado a las redes antisociales. Adolescentes, y algunos maduritos, con perfiles anónimos se envalentonan para dar vía suelta a sus peores instintos. No solo contra hinchas rivales, sino contra los propios que osan tener pensamiento propio o cuestionar el discurso único.

La venta de humo sigue aún instalada entre los futboleros. El pueblo de Mestalla está pagando esas consecuencias. Otro curso tirado, antes de la Cremà, lo nunca visto, pese a que se prometió un equipo para competir con el Barça y el Madrid, y otras memeces más. Aquí, algún senescal de un millonario de Singapur lanzó céntimos a la desesperada afición valencianista. Unos pocos avisamos, como el héroe que se enfrentó a la turba de seguidores del PSV, pero ni caso. Ahora todos aquellos que aclamaron a Peter Lim andan ofendidos. Se repite la historia, igual que cuando Paco Roig se erigió en el capitán moro, hasta que la grada le cogió la matrícula. La humareda escampa con el tiempo.

Hace 24 años, un entrenador holandés del Valencia CF ordenó la retirada de una pancarta con simbología nazi, colgada en una valla ocupada por una peña del Albacete, el conjunto visitante. El actual técnico del Chelsea nació en Amhem, ciudad que fue ocupada por los nazis. «Es malo permanecer pasivos. Actualmente son grupos pequeños, pero como persona quiero tomar partido y lo rechazo», le explicó entonces a mi compañero Vicente Bau. Son declaraciones de un 13 de febrero de 1992.

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