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Hacienda huye del patrimonio

El Ministerio de Hacienda de Cristóbal Montoro ha decidido trasladar provisionalmente su ruinosa sede central de la calle Guillem de Castro en Valencia a un edificio del banco BBVA en la plaza del Ayuntamiento, donde los 250 funcionarios del fisco patrio trabajarán durante los próximos cinco años.

El inmueble de Guillem de Castro, como el teatro Escalante de la diputada provincial Rosa Pérez Darijo, se ha ido deteriorando sin solución hasta que ha quedado casi impracticable. De hecho, los responsables de Hacienda tienen que decidir ahora, en estos cinco años de alquiler pagado a la entidad bancaria, si rehabilitan su sede central para regresar a ella o la abandonan definitivamente y construyen una de nueva planta en un solar de la avenida de Francia que han reservado.

Nueve mil metros cuadrados de oficina necesitan la Agencia Tributaria y otros servicios de Hacienda en la capital, y uno no puede dejar de preguntarse si el máximo responsable del área, el delegado especial Javier Cabrera, ha hablado con sus homólogos de la Generalitat, el ayuntamiento de la capital o la Diputación sobre espacios disponibles en el patrimonio público, ya sea para ocuparlos de inmediato o para acondicionarlos durante los cinco años de inquilinato. El patrimonio de la ciudad no puede permitirse que Hacienda se vaya a un edificio nuevo en el barrio más chic de la capital cuando hay construcciones, complejos y palacios huérfanos a la espera de un benefactor.

Seguro que en Hacienda saben que la Generalitat tiene en venta buena parte de su capital inmobiliario por falta de uso y necesidad de dinero. La que fue clínica La Cigüeña, una finca entera en Colón, la Escuela de Ingenieros Técnicos Agrícolas, el edificio que ocupó el Impiva... forman parte de una lista no exhaustiva que podría incluir hasta el Palacio del Temple, exagerado edificio para las competencias de la Delegación del Gobierno, pasando por los ya estatales cuarteles de la Alameda o el llamado Centro Cultural de los Ejércitos. Si el delegado especial hablara con el alcalde Joan Ribó, este trataría de colocarle el monasterio de San Vicente de la Roqueta, el último gran complejo monacal sin uso. ¿Aún hay tiempo?

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