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¿Sí o no?

Hay varias preguntas: ¿Sí o no a presentar la moda conjuntamente, en sus dos ramas, hombre y mujer? ¿Sí o no al «see now buy now», o «míralo y cómpralo ahora mismo? Son algunos de los muchos interrogantes que se abren respecto a la actualidad y futuro no solo de la moda, sino de tantas otras actividades en este mundo nuestro al que los cambios acelerados empujan a plantearse actitudes y actuaciones antes tenidas como inamovibles.

«Los chicos con las chicas / tienen que estar», gritaba Mike Kennedy cantando con Los Bravos, hace muchos años. ¿También en las pasarelas? En realidad, no es algo nuevo. Sin ir más lejos, Francis Montesinos lo ha hecho siempre, mostrando a la vez modelos femeninos y masculinos en amigable concordia. Pero parece que sea ahora, al implicarse en ello firmas y nombres «de postín», cuando la cuestión se generaliza.

Alfredo Esteve es un profesional de casta, bien informado y atento a todos los aspectos del universo moda. Al exponerle estos asuntos -después de su habitual recorrido París-Milán-Florencia- opina así: «Yo creo que los primeros en hacer patente el acercamiento progresivo de la ropa hombre/mujer fueron, hace pocos años, DSquared, implantando prendas intercambiables y colorido valiente por igual. Arrastraron a los demás. Hoy, las marcas que están en cabeza son Gucci y, arrolladoramente, Balenciaga. Por cierto, es curioso, porque los jóvenes y muy jóvenes que

compran febrilmente todo lo que lleva su nombre, ni siquiera saben con certeza quién fue y qué representa Cristóbal Balenciaga. Bien; esto de las pasarelas mixtas, más que una manera de reducir gastos al condensar dos desfiles en uno solo, no es sino el reflejo de una clara tendencia de la sociedad actual. Chicos y chicas, todos visten igual: camisetas, sudaderas, vaqueros desgastados, zapatillas blancas, mochilas, gorritas... Todo se vende lo mismo a unos que a otras. Además es un estilo (procedente de la ropa deportiva, como es sabido) que no tiene edad, que incluso vemos aceptado por la gente mayor. De manera que sí a las pasarelas mixtas; sencillamente recogen lo que es una realidad incontrovertible». Esteve toma aliente y lanza: «Esto no quita para que haya un puesto (por regla general en la última parte de una exhibición) para la vertiente más diferenciada -y sofisticada- entre el vestuario masculino y el femenino. Es cierto que el público se decanta por poder comprar en seguida lo que se acaba de exhibir, sin esperar seis meses. Pero el «see now buy now» es válido para ese tipo de ropa urbana sin género marcado. La más elaborada, la que responde a una finalidad concreta, el «cómo, cuándo y dónde», nunca se regirá por la rápida venta «on line» porque precisa una gestación mucho más compleja; incluso siendo «prêt-à-porter» siempre hay que poner alfileres, siempre hay que arreglar y ajustar sobre cada cuerpo un vestido, un traje, un chaqué. Aquí se mantiene el respeto total a la profesión en su máximo empeño. Aquí hay que esperar y no caben prisas».

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