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España

Al contrario que las latitudes elevadas, los medios subtropicales e intertropicales destacan por su variedad. España, a caballo entre la región árida africana y la oceánica europea, es una muestra. A ello hemos de añadir su rápida tendencia a la continentalidad y su carácter montañoso. Hasta 23 variedades climáticas podemos encontrar en nuestras tierras, que se pueden simplificar en 13. Con nuestro extremo meridional, entre los 28 y 29ºN, sólo faltan los climas intertropicales húmedos: ecuatorial, monzónico y tropical. El clima desértico cálido es propiedad exclusiva de las Canarias orientales, dominando Lanzarote y Fuerteventura y la orla costera grancanaria. A occidente, las costas cambian al clima semiárido cálido y en las alturas, al clima mediterráneo, con verano fresco. Ya en la península y Baleares, al sur de los 40ºN, el clima mediterráneo de verano cálido y el semiárido fresco, copan el territorio: el mediterráneo, a occidente; el semiárido, a oriente, siempre que la montaña no esté presente. En el sudeste murciano y alicantino, el semiárido cálido; en el almeriense, un desierto fresco. Al norte la variedad crece. Surge el oceánico en las regiones septentrionales que se amplía hacia el mediterráneo siguiendo los corredores que proporcionan las cordilleras: la central, la Ibérica y los Pirineos. En los márgenes de la Ibérica, norte de Cataluña y sur pirenaico, merced a menor altitud, el verano aumenta su temperatura y con al menos un mes de media superior a 22ºC, el clima oceánico torna en chino. Aunque característico de las fachadas este de continente, lo podemos encontrar en zonas orientales más concretas como las ibéricas o las itálicas. Los equivalentes más continentales y polares, por supuesto, surgen en las montañas más elevadas.

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