Aunque hoy en día la tecnología está en continua evolución, hecho que dificulta hablar de tendencias, sí que existen algunas tecnologías, presentes en nuestro radar personal y empresarial, que nos permiten definir hacia dónde va este mundo conectado.

Por ejemplo, el 5G. Entre el conflicto con Huawei, las operadoras de telefonía y la dificultad de los gobiernos para avanzar al ritmo de los tecnólogos, no está claro cómo va a evolucionar esta tecnología móvil. Si bien, parece que Huawei tiene la tecnología más avanzada, los gobiernos, con USA a la cabeza, no terminan de confiar ellos. Así pues, la desconfianza en el mal uso de la información personal, empresarial o gubernamental a través del 5G puede llevarnos a un parón en la evolución de lo que se anunciaba como revolución. Pero, todo está por ocurrir. De momento, y en agenda, 2020 se anuncia como el año de arranque del 5G, el año de inicio hacia un mundo más conectado gracias a esta tecnología con la que podremos realizar cualquier actividad remota. Por ejemplo, operar con un brazo robótico sin dificultad, a distancia y por Internet.

Otro de los hitos del 2020 será la conducción autónoma que nos permitirá ver coches circulando con conductores relajados. Una reciente investigación sobre la adopción de vehículos de conducción autónomos predice que en Estados Unidos se podría reducir el número de accidentes viales en un 90 por ciento, lo que supondría un ahorro de 190 mil millones de dólares en daños y gastos de salud, así como innumerables vidas cada año.

Pero no todos piensan lo mismo. Para empresas con filosofía de innovación, como Tesla, Alphabet, Waymo, los coches autónomos son una realidad y están listos para salir al mercado. Sin embargo, empresas más clásicas que analizan todos los factores, tecnológicos y no tecnológicos, como Gartner, comentan que los problemas de decisiones complejas no están resueltos por la inteligencia artificial. Por ejemplo, se plantea la casuística ante un posible atropello. ¿Es el coche autónomo el que debe decidir entre salvar al peatón o al conductor del vehículo? Así que en este caso hay tecnología, pero falta legislación.

Obtener la medalla de la «supremacía cuántica» es el objetivo de grandes empresas como: Microsoft, Google, IBM en 2020. Todas están realizando grandes inversiones, pero no se ponen de acuerdo para unificar una arquitectura conjunta que beneficie al usuario final. Google tiene resuelto su modelo de computación cuántica; Microsoft está ofreciendo herramientas de desarrollo para estas arquitecturas y, de forma privada, acceso a ordenadores cuánticos en la nube. Una de las palabras que sonará en 2020 será qubit (unidad mínima de información cuántica) que permitirá romper las fronteras de la inteligencia artificial y la consciencia humana. ¿Serán capaces las máquinas de pensar como un ser humano?

Por tanto una cuestión que sobrevolará el año será hasta qué punto son inteligentes las máquinas. De momento cuando intentamos mantener una conversación fluida con ellas, por ejemplo Alexa, nos damos cuenta que este asistente personal está preparado para realizar actividades específicas, pero no es capaz de mantener un contexto de la conversación. Si le preguntamos «¿qué temperatura hará en Tenerife mañana?» nos dará una respuesta válida, pero si a continuación le preguntamos: «¿Me recomiendas llevar un paraguas?» el contexto anterior que se centraba en una ciudad concreta lo ha perdido y no sabrá que contestar. De momento.

Blockchain es tendencia tecnológica todos los años. Los usos de esta tecnología son múltiples y posiblemente ya lo estemos usando. Blockchain no es simplemente las monedas virtuales como Bitcoin, es mucho más, es una tecnología que asegura que los datos de una cadena de suministro sean inmutables. Así que tanto nos permite garantizar la trazabilidad de los productos perecederos que llegan a los consumidores como conocer los procesos y transportes por los que ha pasado un producto y, además, confiar en que estos datos no son manipulados por ningún proveedor. Pero para confiar plenamente en esta tecnología se requiere que los organismos públicos participen de ella.

En 2020 existe cierta posibilidad de democratizar esta tecnología, aunque sea en su formato más habitual, la moneda. Facebook está trabajando en su propia moneda virtual, basada en Blockchain, y, conociendo el potencial de la red social, tiene muchas posibilidades de éxito, tanto que los grandes monopolios de los sistemas de pago electrónico, como VISA o Mastercard, no terminan de querer darle su apoyo.

2020 será el año de la convergencia tecnológica. Un año donde se alinearán y conjugarán los avances conocidos para dar un gran salto. El 5G y la computación cuántica dotarán de mejores capacidades a la inteligencia artificial, lo que permitirá avanzar en la conducción autónoma o en las redes de Blockchain. Si todo esto converge adecuadamente 2021 será el principio de otra historia de la humanidad.