Una vez finalizado el estado de alarma son muchos los balances que se están haciendo sobre la acción desarrollada por las Administraciones Públicas a lo largo del mismo. Según diferentes encuestas, los ayuntamientos son la Administración mejor valorada por la ciudadanía, con un índice de aprobación en torno al 75%.

Para los que trabajamos en entidades locales de pequeño y mediano tamaño esto no es una sorpresa, puesto que somos la Administración más cercana a los ciudadanos, aquella a la que se dirigen cuando requieren una solución ante un problema grave o una acuciante necesidad social, sea de nuestra competencia o no. Por eso, ante una situación como la que hemos vivido, una vez más hemos estado ahí, apoyando a nuestros Centros de Salud, facilitando mascarillas a vecinos y comercios, buscando alojamientos a personas sin hogar, aumentando de forma exponencial las ayudas sociales, repartiendo material escolar, proporcionando ayuda psicológica y logística a las personas mayores o sin apoyo familiar en los peores momentos de la crisis sanitaria, y así hasta una larga lista de servicios y actividades.

Y al frente de todo, coordinando jurídica, administrativa y presupuestariamente toda esta catarata de medidas, los funcionarios con habilitación de carácter nacional (FHN), los Secretarios, Interventores y Tesoreros, esos grandes desconocidos entre los cuerpos de funcionarios de alto nivel de la Administración Pública, pese a desempeñar una labor de asesoramiento jurídico y dirección pública que resulta esencial para que los servicios locales se presten con seguridad jurídica a ciudadanos y empresas y para que todo gasto público sea debidamente fiscalizado. No en vano, se confía a los FHN cometidos básicos de nuestro sistema democrático (los Secretarios son los delegados de la Junta Electoral en el municipio cuando se celebran elecciones) o la garantía de compromisos internacionales (los Interventores son quienes transmiten al Ministerio correspondiente la información sobre el grado de cumplimiento por las entidades locales de las obligaciones de gasto y déficit público asumidas ante la UE dando fe de la veracidad de los mismos).

Pero además, durante esta terrible crisis sanitaria hemos estado disponibles de lunes a domingo, a cualquier hora, para atender las innumerables dudas suscitadas sobre qué actividades se podían realizar o qué comercios podían abrir, hemos asesorado sobre las ayudas que se podían dar a los comercios locales, coordinado (conjuntamente con nuestros compañeros informáticos) la reestructuración de los puestos de trabajo para implantar en tiempo récord el trabajo a distancia y las nuevas condiciones exigidas por el estado de alarma, tramitado modificaciones presupuestarias o reordenado planes de pagos para adaptarse a las circunstancias, todo ello en un contexto de inseguridad legislativa que convertía la interpretación del BOE en un ejercicio de funanbulismo sin red.

Creo que hemos respondido con creces, del mismo modo que en la "antigua normalidad" (con especial reconocimiento a los compañeros del "milhabitantismo", siempre trabajando en soledad, con escasez de personal y recursos). Pese a ello, hace tiempo que venimos percibiendo una creciente desconfianza política hacia nuestro trabajo, lo que, unido a un escaso apoyo legislativo y a la incomprensión o desconocimiento de nuestras funciones por parte de Jueces y Fiscalía en situaciones conflictivas, está generando una sensación de frustración en gran parte del colectivo. Y es una lástima, porque les aseguro que somos un Cuerpo preparado y con un conocimiento multidisciplinar capaz de generar valor público a la ciudadanía.

Así pues, afiancen nuestra posición, dennos confianza y recursos y sabremos estar a la altura de lo que demanda una Administración moderna y eficaz. Porque, como dijo Emily Dickinson, ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos en pie. Y nosotros podemos llegar muy arriba.

* Viceinterventor de la Junta de Gobierno del Colegio de Secretarios, Interventores y Tesoreros de la Administración Local de Valencia.